Enero, sinónimo de vacaciones. Muchos se preparan para lo que serán los días de relax en la segunda quincena. Otros, en cambio, ponen todo a punto para reiniciar el año. Ya no es tiempo de de balances, sino de ejecutar proyectos y porqué no, de dar inicio a los sueños. Este es el caso de los integrantes de la Cámara Junior Minera de Malargüe, en Mendoza, que pasado mañana retomarán a pleno sus actividades. Este año con un anhelo mayor: concretar a partir de marzo un miniemprendimiento destinado al reaprovechamiento de desechos de yeso. El material obtenido estará destinado para su utilización en la agricultura para rehabilitar los suelos.

El proyecto fue desarrollado entre los 24 integrantes que actualmente conforman la cámara, todos estudiantes del último año de la escuela Manuel Nicolás Savio, la secundaria técnico industrial minera de Malargüe. Motivados por José Bravo, profesor de los chicos en las materias de mineralogía, cartografía, topografía y petrografía, elaboraron un proyecto que implica el montaje de la planta, la obtención del producto y posterior venta. Lo interesante es que ellos serán los gestores en las diferentes etapas del proyecto, que en definitiva apunta a una práctica laboral remunerada para quienes egresarán con el título de Técnicos Mineros. La empresa yesera Pesio es la que les aportará el yeso residual, mientras que la firma Mecaf Argentina SA, una empresa santafesina dedicada al carbón y manganeso con intenciones de instalarse en Malargüe, los proveerá de la infraestructura como clasificadores y máquinas de molienda.

“Lo que obtendremos será un granulado muy finito que se le da una dureza a través de la dolomita y puede ser usado como mejorador de suelos por su aporte de nutrientes. Estamos muy entusiasmados porque para muchos será una salida laboral”, explicó el profesor Bravo. La planta será instalada en una finca que queda a 9 kilómetros de Malargüe y a 40 de la yesera que les dará la materia prima. “Es muy importante porque nosotros nos estamos formando como técnicos mineros y la verdad es que en nuestra localidad el trabajo en el rubro es limitado, además no todos tienen los medios para luego continuar con una carrera universitaria vinculada”, comentó Diego Martínez, actual presidente de la Cámara Junior.

La realidad que viven los chicos se convirtió en cruzada por la difusión de la actividad minera en la zona. Es que la sanción de la denominada Ley Cobos -la 7722- a mediados de 2008, prohibió el uso del cianuro y otras sustancias químicas en los procesos mineros metalíferos. Desde ese momento a la fecha y como es de público conocimiento, se generaron posiciones encontradas en la comunidad mendocina, muchas de las cuales repercutieron negativamente en departamentos con desarrollo minero como el caso de Malargüe y más aún con la inminencia de Potasio Río Colorado. De allí a que muchos grupos, como en el caso de los miembros de la cámara, debieran salir a explicar la relación entre la minería y el medioambiente.

El tema es tratado por los estudiantes a través de un micro de radio que va los días sábados de 10 a 10,30 en la sintonía de una radio local. Allí dan su punto de vista, contestan a las dudas de la gente e incluso tratan de rescatar las historias de los pioneros de la minería en la localidad. Asimismo realizan actividades que precisamente tengan que ver con el cuidado del medio ambiente, desde una visión en la que todos están involucrados. “El cuidado del medio ambiente no sólo le corresponde a las empresas o al estado, es también nuestra obligación como ciudadanos, porque parece ser que todos hablan de la minería, pero nadie piensa en lo que cada uno hace por cuidar el entorno”, explicó Mariana Pérez, miembro de la cámara y conductora del programa “Minería un futuro para todos”. Es por eso que el año pasado iniciaron una campaña de reconversión en el uso de bolsas de polietileno a las biodegradables.

“Un supermercado nos proveyó de bolsas biodegradables, entonces propusimos a través del programa que la gente viniera a buscar bolsitas para llevarlas a un comercio de la zona, el que lo hiciera tenía un premio como una orden de compras, un bolsa de cemento, en fin, la idea era transmitir que para hablar de medio ambiente todos tenemos que cuidar de él y no solo criticar porque sí”, explicó Mariana. La campaña se desarrolló de abril a octubre de 2010 y en ese tiempo entregaron al público más de 300 bolsas biodegradables.