En febrero de 1996, el ajedrecista Garry Kaspárov se imponía a la computadora Deep Blue; una victoria que no lograría revalidar en el rematch de 1997.

Hace 25 años, hablar de que una computadora pudiera ganar a un ser humano jugando al ajedrez, se asemejaba a un argumento de un film de ciencia ficción. En la actualidad, sin embargo, lo inconcebible es pensar que un humano pueda imponerse a una máquina en ajedrez.

El 10 de febrero de 1996 se disputó la primera partida del encuentro entre quien es considerado por muchos el mejor ajedrecista de la historia y una de las mentes más privilegiadas de nuestro tiempo, el ruso Garry Kaspárov, y una súper computadora desarrollada por IBM. Deep Blue, en la que se empezó a trabajar en 1985, estaba diseñada específicamente para jugar al ajedrez, y suponía un auténtico reto para ver cuán lejos había llegado la inteligencia artificial.

Esa primera partida terminó con victoria para Deep Blue. Era la primera vez que una computadora ganaba un juego de ajedrez a un campeón del mundo siguiendo la normativa de las competiciones oficiales, y hacía saltar todas las alarmas. Pese al mal inicio, Kaspárov se repuso y ganó la segunda partida. En las dos siguientes, hubo empate por acuerdo mutuo y, aunque en la quinta partida Kaspárov también propuso tablas tras el 23.º movimiento, finalmente el ruso acabó ganando no solo esa, sino también la sexta partida, disputada el 17 de febrero de 1996. En total, el balance fue de 4-2 para el campeón mundial.

IBM se puso manos a la obra para mejorar su modelo, y se decidió repetir el encuentro con Kaspárov en mayo de 1997. Tras el resultado del encuentro anterior, y teniendo en cuenta el genio del ruso, había confianza en que todavía no había llegado el momento en que la computadora pudiera imponerse. Tal y como comenta Nate Silver para el canal ESPN, se pensaba en el ajedrez como una disciplina que demanda una “inteligencia multifacética”. El editor jefe de la web FiveThirtyEight, especializada en análisis estadístico, explica que el ajedrez es mucho más que memoria e información, requiere creatividad, estrategia e intuición matemática, algo de lo que se pensaba que carecían las máquinas.

No fue así. El gran avance de la inteligencia artificial fue el desarrollar la capacidad de aprender de sí misma, igual que hacen los humanos. En 1997, se giraron las tornas: Kaspárov ganó la primera partida, Deep Blue la segunda, hubo tres empates seguido y, en el juego decisivo, la computadora de IBM marcaba un hito al ganar y llevarse el rematch del “hombre vs. la máquina”.

En los últimos 25 años, el desarrollo del software informático y la inteligencia artificial ha discurrido a la velocidad de la luz. El enfrentamiento entre Kaspárov y Deep Blue parece algo muy lejano. De hecho, la computadora yace ahora en un museo, el National Museum of American History, como si fuera una reliquia del pasado.

Otras “hazañas” populares en las que la inteligencia humana se imponía a los mecanismos de la máquina, también son cosa del pasado. Hoy, por ejemplo, la historia del famoso equipo MIT que ganó al blackjack en varios casinos de EE. UU. en los años 90, sería impensable. Las plataformas de casino online utilizan potentes algoritmos y sofisticado software que garantiza la aleatoriedad y seguridad de los juegos. Los casinos físicos también han adoptado algunas de estas técnicas para que no sea posible detectar patrones de actuación, y que el azar sea realmente azar.

Hoy en día, ya no se trata tanto de jugar contra las máquinas, sino de utilizar los avances tecnológicos para jugar. Se trata de aprovechar lo que nos ofrecen las máquinas en vez de enfrentarnos a ellas. El Gran Maestro de ajedrez Magnus Carlsen, por ejemplo, utiliza lo que sería una versión actualizada de Deep Blue para entrenar. Aunque lo más común son las plataformas de ajedrez online que, gracias al éxito de la serie ‘Gambito de Dama’, han llegado a alcanzar las 100,000 suscripciones diarias, como en el caso de Chess.com

Garry Kaspárov no llevó nada bien su derrota ante Deep Blue en 1997 y llegó a decir que la computadora era “tan inteligente como la alarma de tu reloj”, pero incluso él parece haberse reconciliado con la máquina. En una charla con el neurocientífico Sam Harris en 2016, el ruso admitía que, después de haber estado investigando para uno de sus libros, se había dado cuenta del gran mérito del equipo de IBM. Hoy en día, Deep Blue sería derrotada por cualquier programa de ajedrez actual, pero hace 25 años supuso el primer gran aviso de todo lo que estaba por llegar y de todo lo que llegará en un futuro.