Todas las mujeres deben aprender a revisar el estado de sus mamas una vez por mes; en el caso de las que se encuentran en etapa reproductiva es preferible hacerlo una semana después de la menstruación y en las mujeres postmenopáusicas el primer día de cada mes.
Frente a un espejo hay observar que la piel no se encuentre abultada, ni enrojecida ni hundida. Al levantar los brazos los pezones no deben desviarse ni hundirse.
La otra parte del chequeo es la palpación. Se recomienda realizarlo durante el baño, de pie y con las manos enjabonadas para que se deslicen fácilmente. Comenzar desde la parte inferior de cada seno realizando círculos con la mano por toda la mama.
Otra forma de controles en posición horizontal con un almohadón pequeño colocado en un costado y el brazo de ese mismo lado bajo la cabeza; con la otra mano palpar todo el pecho sin pellizcar. Luego cambiar la posición del almohadón y del brazo.
Es importante destacar que ante la existencia, aunque sea indolora, de cualquier bulto o dureza tanto en las axilas como en las mamas se debe consultar de inmediato con un ginecólogo.