La mayoría de los casos de cáncer de colon surgen de pólipos preexistentes que sufren una mutación genética, a lo largo de 10 años aproximadamente, hasta convertirse en carcinomas.

Dado el tiempo que tarda un pólipo en malignizarse, este cáncer se puede prevenir mediante la realización de exámenes diagnósticos que permitan el seguimiento del pólipo. Asimismo, la detección temprana del cáncer es fundamental, antes de que invada otras áreas y agrave el pronóstico del paciente.

-¿Por qué se origina el cáncer de colon?

El cáncer colonorrectal es el fruto de un crecimiento anómalo de las células que forman los tejidos de esa parte del aparato digestivo. El colon es la primera sección del intestino grueso, donde se siguen absorbiendo nutrientes y agua de los alimentos que se han ingerido, como ocurre en el intestino delgado, y sirve de contenedor para el material de desecho. Este material va avanzando hasta el recto, última parte del intestino grueso, hasta que es expulsado al exterior a través del ano.

Las células cancerosas pueden invadir y destruir el tejido que se encuentra a su alrededor. Si llegan a penetrar en el torrente sanguíneo o linfático, pueden extenderse a cualquier parte del organismo y producir daños en otros órganos. A este proceso de expansión se le denomina metástasis. El pronóstico del cáncer de colon depende en gran medida del momento de este proceso en el que se detecta.

-¿Qué síntomas permiten identificarlo?

Algunos son: cambios en las deposiciones, aparición de sangre en las heces, diarrea y estreñimiento; dolor abdominal frecuente con sensación de gases, hinchazón o calambres, pérdida de peso sin motivo aparente, aparición de fiebre, cansancio o vómitos injustificados.

-¿Cuáles son los factores de riesgo?

La edad (las probabilidades aumentan a partir de los 50 años), tener antecedentes familiares de cáncer de colon o de recto; haber sufrido previamente algún tipo de tumor en el colon, recto, ovario, endometrio o mama; y haber tenido pólipos en el colon u otras patologías digestivas como la colitis ulcerosa, o la enfermedad de Crohn. Una dieta con excesivas grasas y carne roja, poca fibra, fruta y verduras, el tabaco, el alcohol o el sedentarismo también son factores de mal pronóstico.

-¿Cómo se puede prevenir?

Un adecuado programa de detección precoz, permitiría evitar hasta un 30 por ciento de las muertes que ocasiona este cáncer, gracias a que se extirparían a tiempo las lesiones precancerosas (pólipos).

También son medidas preventivas evitar el abuso de carne roja, comer abundante fruta, verdura y alimentos ricos en fibra, evitar hábitos como el tabaco, el sedentarismo o el alcohol, limitar las calorías de la dieta y mantener el peso corporal adecuado.

-¿Qué pruebas existen para detectarlo?

Además de un cuidadoso examen físico, las pruebas que se utilizan para diagnosticar este cáncer son el análisis de sangre oculta en heces, que consiste en mirar al microscopio la presencia de restos de sangre (recomendable sólo en individuos de menos de 50 años sin antecedentes de cáncer colonorrectal o pólipos); un tacto rectal que permite al médico palpar cualquier masa sospechosa en el recto y, sobre todo, la colonoscopia. Este análisis permite examinar el interior del colon para detectar pólipos precancerosos o cualquier lesión anómala y extraer una muestra de tejido en caso de hallar algo sospechoso. Actualmente existe la colonoscopia virtual, que permite observar el interior del colon mediante técnicas de imagen, y únicamente si se observa algo, introducir un colonoscopio para extraer el pólipo o la muestra de tejido que se quiere analizar.

-¿Cada cuánto tiempo debe hacerse una colonoscopia?

Primero, se debería extender el análisis de sangre oculta en heces cada dos años a hombres y mujeres de más de 50 sin ningún tipo de antecedente familiar. Sólo si la prueba diera positivo, entonces habría que realizar una colonoscopia.

En el caso de los pacientes con antecedentes familiares, cuyo riesgo de desarrollar el cáncer es el doble que el de la población general, se recomiendan iniciar las exploraciones a partir de los 35 ó 40 años. En este grupo de riesgo, es conveniente realizarse detección de sangre en heces y colonoscopia, la periodicidad de las pruebas la debe establecer el médico en función de la historia familiar.

-¿Qué pronóstico tienen los pacientes?

La tasa de supervivencia para aquellas personas cuyo cáncer ha podido ser detectado a tiempo es del 90 por ciento; aunque menos del 40 por ciento de los casos son identificados en esta fase inicial de la enfermedad. Si el cáncer se ha diseminado a órganos o ganglios linfáticos cercanos, esa tasa disminuye a un 65 por ciento. Y si se ha extendido a órganos distantes, la supervivencia a cinco años no supera el 8 por ciento.

-¿Cuál es el tratamiento para este cáncer?

La cirugía es la principal opción, pero es el médico la persona indicada para seleccionar el tipo de tratamiento más adecuado, porque cuanto más localizada se encuentre la enfermedad, mayor es la posibilidad de tratamientos quirúrgicos conservadores o la cirugía laparoscópica.

El tratamiento puede complementarse con la administración de drogas específicas para tratar el cáncer por vía endovenosa u oral (quimioterapia) y con la aplicación de rayos (radioterapia).