El desfile artístico histórico que se vio ayer en el corazón de la ciudad de Buenos Aires, fue un espectáculo atrapante, deslumbrante y único. Es que Fuerzabruta, el grupo de teatro experimental, impactó con su imponente producción, un compendio de escenas que resumió los 200 años de la historia del país y que activó los cinco sentidos de los millones de argentinos.
Los más de dos mil artistas que fueron parte de esta puesta itinerante mostraron con grandeza escénica que el archivo de la Argentina puede representarse con el arte.
Los enormes carruajes partieron de la Plaza de Mayo y recorrieron el Paseo del Bicentenario hasta llegar a la Avenida Independiente para exhibir algunos de los hechos que quedaron grabados en la memoria argentina. Los pueblos originarios, el éxodo jujeño, el Cruce de los Andes, la vuelta de Obligado, el folclore, los inmigrantes, el tango, los movimientos políticos sociales, la industria nacional, democracia y golpes de estado, las madres de Plaza de Mayo, Malvinas, crisis económicas, América Latina, derechos humanos y la dedicada al rock nacional, fueron las temáticas que se abordaron durante el paseo.
Cada episodio fue representado con elementos acordes a la situación. Así la música y la danza recorrieron los distintos géneros para contextualizar los sentimientos y las épocas, mientras que la vestimenta lució cientos de diseños, las costumbres salieron a la luz y la gastronomía autóctona se hizo sentir con sus olores.
Fiel a su estilo, el grupo protagonista del espectáculo de vanguardia estética incluyó sus acrobacias, bailes y destrezas en el aire, que se mezclaron con agua, fuego y hasta nieve simulada.
Ante este show, las multitudes que rodearon las calles no pudieron desconcentrar su atención mientras agitaron sus banderitas albicelestes y cantaron las canciones patrias que incluyeron algunos cuadros. Tampoco la presidenta Cristina Fernández pudo dejar de involucrarse a través del canto y la danza en este número artístico que careció de relatos y abundó de imágenes.
Fueron dos horas de asombro y emoción, sentimientos que generó esta propuesta audaz llena de efectos visuales y sonoros de la mano de un despliegue tecnológico de primer nivel sin precedentes en un festejo patrio.
Con un final a puro rock nacional, al ritmo de reconocidas bandas como Soda Stereo e Illya Kuryaki, el desfile no resultó para nada tedioso. Es más, la performance fue una fórmula acertada para que los argentinos revivan un Bicentenario de una manera distinta, no sólo para visualizar el pasado y el presente, sino para repensar los hechos que identifican la cultura nacional y vislumbrar el futuro argento.