En un hecho sin precedentes en la Iglesia Católica argentina por la relevancia de la jurisdicción eclesiástica involucrada, el Vaticano detectó transacciones económicas irregulares que involucran la venta de inmuebles y alquileres a precios muy menores a los de mercado en el Arzobispado de Buenos Aires.

Según medios nacionales, esa maniobra habría beneficiado a supuestos “asesores financieros” de la Curia porteña y fue detectada tras una auditoría que ordenó el papa Francisco y fue efectuada por dos enviados de la Santa Sede .


Si bien no se proporcionaron detalles de las operaciones cuestionadas, también se habría vendido una propiedad por un monto que superaba el máximo estipulado por la Conferencia Episcopal Argentina y que requeriría una autorización de la Santa Sede. “El resultado obtenido era para adquirir otras propiedades de menor valor para distintas parroquias”, explicaron fuentes eclesiásticas consultadas.

La auditoría reveló la falta de revisiones internas en transacciones inmobiliarias. El informe no menciona operaciones concretas, pero si advierte por la falta de conformación del Colegio de Consultores y del Consejo de Asuntos Económicos de la arquidiócesis, integrado por sacerdotes y laicos, que deben supervisar las transacciones, y recuerda que cuando el monto supera los trescientos mil dólares debe consultarse a la Santa Sede.

En un primer informe de la auditoria efectuada en octubre pasado al arzobispo porteño, cardenal Mario Poli, máximo responsable, el Vaticano le advierte que no se cumplieron las normas eclesiásticas establecidas sobre transacciones de bienes de la Iglesia y lo exhorta a limitarse a realizar las transacciones “estrictamente necesarias”, dado que el 29 de noviembre cumplirá 75 años, edad en la que los obispos deben elevar su renuncia al Papa.

Poli viajó esta semana a Roma y mañana será recibido por Francisco, pero en medios eclesiásticos se señaló que se trata de un viaje programado en el que el cardenal le entregará al Papa las conclusiones de un sínodo que realizó la arquidiócesis porteña.
 

En noviembre de 2021, la Congregación para el Clero uno de los organismos más relevantes de la Curia romana- envió dos secretarios a Buenos Aires para revisar las cuentas de la Iglesia porteña. Según trascendió, la finalidad formal era “compartir el modo participativo y sinodal de la arquidiócesis en la administración de los bienes” y evaluar su funcionamiento para que la experiencia pudiera servir a otras diócesis. Pero los auditores hallaron observaciones que dieron lugar al informe final, que lleva las firmas del prefecto de la congregación vaticana, el arzobispo surcoreano Lázzaro You Heung-Sik, y el secretario, el arzobispo chileno Andrés Ferrada Moreira. 

“Me veo en la obligación de informarle respecto de la necesidad de constituir y poner en funcionamiento el Consejo de Asuntos Económicos y el Colegio de Consultores lo antes posible”, señalaba la carta. Se trata de los dos frenos de control que establece el Código de Derecho Canónico.

En la Curia porteña admitieron que ambos organismos de control no estaban en funcionamiento cuando llegó la “visita fraterna”, que cumplía el propósito de una supervisión. “El Consejo de Asuntos Económicos no se reunía por las restricciones de la pandemia y el Colegio de Consultores tenía los mandatos vencidos y debía renovar sus miembros, cosa que se hizo inmediatamente después de la visita”, explicaron fuentes del arzobispado.

¿A Moscú?

El papa Francisco dijo que busca ‘ir a Moscú a encontrar a (Vladimir) Putin’ para pedirle al presidente ruso que frene la guerra a Ucrania, al tiempo que reiteró que por el momento no visitará Kiev y advirtió que ‘la OTAN’ pudo haber ‘facilitado’ el origen del conflicto.