Ángelo Calcaterra visitó por primera vez Comodoro Py el lunes, cuando decidió presentarse para colaborar en la investigación sobre los cuadernos de las coimas. En las últimas horas, brindó una entrevista al diario La Nación en la que se refirió a todo.

-¿Por qué decidió ir a la Justicia?

-Primero, porque cuando se llevaron a Javier [Sánchez Caballero] el miércoles, nosotros, la verdad, no teníamos la menor idea de esto que estaba pasando; no sabíamos de qué se trataba. El viernes me junté con mis abogados, Javier no salía y yo dije: "No, muchachos, yo soy responsable de esto, me quiero presentar, hacerme cargo de la situación y que Javier salga de donde está". Estuvimos con los abogados trabajando en cómo iba a ser hasta la una o las dos de la mañana del viernes. Entonces decidí que sí o sí el lunes me iba a presentar. Yo no estaba en la causa ni mencionado. De ahí mi abogado habló con el fiscal, le dijo que queríamos presentarnos y, a partir de ahí, el sábado estuvimos trabajando. Tomada la decisión se lo comuniqué a mi familia, dentro de los cuales se lo informé a Mauricio [Macri], que también se sorprendió.

-¿Qué le dijo su familia y cuál fue la reacción del Presidente?

-Mi familia me dio todo el apoyo para que hiciera lo que hice. Y Mauricio, cuando le expliqué, me dijo: "Pero vos no estás en la causa". No sabía mucho lo que estaba pasando y le dije: "Es una decisión que tengo tomada; lo voy a hacer, el lunes voy". La decisión era sacarlo a Javier y hacerme cargo, porque era una responsabilidad mía, fue algo que no podía mirar para otro lado, lo que estaba ahí es así, fui y declaré.

-¿Cuál fue el punto de inflexión que lo hizo decidirse?

-El viernes a la tarde, cuando nos enteramos de que Javier no salía.

-¿Por qué realizaron pagos ilegales?

-Nosotros tuvimos dos períodos, 2013 y 2015, fueron dos campañas y no teníamos un vínculo fluido con el Gobierno porque evidentemente estábamos en la otra vereda política y no era fácil para nosotros trabajar. En 2013, empezaron a pedirnos aportes para la campaña y ahí obviamente que la situación de la empresa no era fácil, estaba financieramente muy mal, estaba endeudado en $2000 millones, no aguantábamos más. Incluso teníamos obras afuera, trabajamos en varios países de América Latina, como Chile, Colombia, República Dominicana, Paraguay, Uruguay. Me acuerdo de que justo emprendimos una concesión en Santo Domingo con la cual ingresó una plata bastante importante y tomé un poco de oxígeno, pero siempre estábamos al borde de caer. Teníamos entre 3000 y 5000 personas trabajando y la verdad que es una presión muy grande.

-Pero eso no justifica...

-Se critica mucho a los empresarios, pero a veces no es fácil y tampoco es como la cuentan. Se enfocan mucho en el sector de la construcción y fijate que esto fue un sistema del país, no de este sector. De los 20 detenidos tres son constructores, pero acá están con "la obra pública, la obra pública". Ahí empezó la presión y decidimos poner dinero para que aflojaran.

-¿Qué le daban a cambio?

-Por ejemplo, hacía dos años que no me pagaban obras o había un montón de cuestiones administrativas que no se destrababan o era imprescindible que aprobaran las redeterminaciones, cuestiones técnicas que utilizaban a modo de presión.

-¿Un ahogo financiero?

-Era todo, te tenían que aprobar una redeterminación si no construías en 2013 con precios de 2006. No te alcanzaba ni para pagar los sueldos. No era algo específico, era como que te ibas hundiendo y bueno, ahí decidimos equivocadamente hacer estos pagos.

-¿A quién se le pagaba?

-Los pedidos eran de Baratta.

-¿De él en persona?

-En persona o telefónico. Él decía: "Hay que poner, hay que poner".

-¿Decía para quién era?

-Ellos te decían que para la campaña.

-¿Y en los años pares qué pasó? Porque las anotaciones indican que los pagos continuaban.

-Yo no estoy ahí. Yo hablo de nosotros, no teníamos esa relación. Los directivos de la cámara se juntaban con los ministros, presidentes. Yo era directivo de una de las empresas más grandes y nunca me llamaron a una reunión, estaba como vedado, no participaba. Muy pocas veces tuve algunas reuniones con algún ministro; con los presidentes nunca. Era difícil. En 2015, cuando gana Mauricio, al día siguiente me empezaron a meter denuncias de todo.

-¿Para usted el problema es político?

-Fundamentalmente es político. En 2003, arranca el gobierno anterior y Franco [Macri] es perseguido. Le sacaron el correo mal, porque había hecho realmente una inversión de US$300 millones, la pasamos muy mal. Ahora, cuando salió esto dije: "¿Sabés?, esto es verdad, punto, se acabó", y fui a la Justicia.

-¿Cuál puede ser el efecto?

-Cuando termine el juicio tendré la condena que sea.

-¿Tiene miedo de esa etapa? ¿Es algo que lo preocupa?

-No. No tuve miedo de ir. Realmente me puso muy mal toda esta situación con Javier.

-¿Es amigo de él?

-Trabajé 20 años con él. Es una persona a la que quiero muchísimo. Un ingeniero con dos hijos divinos, uno en Estados Unidos, un tipo impecable, de trabajar toda la vida, y esto era totalmente injusto para él.

-¿Habló con él después?

-Sí, salimos juntos.

-¿Y qué le dijo?

-Nos abrazamos y lloramos. Me dijo muchas cosas lindas. Lo hice con convencimiento. Cuando fui el lunes a las 6 de la mañana estaba ahí esperándolo a él y me sentía como no me sentía hacía muchos años, porque la pasamos muy mal, él también, injustamente. Yo me equivoqué, hay gente que comete errores y yo cometí un error. Lo que estoy haciendo ahora está bien y es así, no era fácil trabajar metido en un sistema político de guerra donde yo era el rehén.

-¿Cómo vive esta situación y la de ser primo del Presidente?

-Llega un momento que te cansa, te estresa. Cuando tenés a los otros tirándote todo el día, salen a hablar y el periodismo lo levanta y vos estás diciendo "basta". Nunca hice negocios con el Estado desde que Mauricio es presidente. No quiero ni acercarme.

-¿Conoció a Oscar Centeno?

-No, ni me acuerdo.

-¿Lo sorprendió el tema de los cuadernos?

-Sí, ni lo registrábamos.

-Resulta curioso que haya financiado la campaña de alguien que era rival del actual presidente...

-Te apretaban y vos la ponías.

-¿No importaba para quién?

-La idea hubiese sido no cometer este error, si era campaña o no campaña.

-La gran sospecha que existe es que se pagaban sobreprecios para que le liberaran las obras.

-Eso es mentira. El periodismo tiene que corroborar esto, lo digo por mi caso y por las empresas que conozco del sector. Con las obras nunca ganás plata, porque es un sector muy duro donde aparte en este país empezás con un precio y entre la inflación, la demora de los pagos, las tasas y demás te destrozaban.

-¿Usted afirma que es mentira lo de los sobreprecios?

-Sobreprecios no, porque, mirá, vos licitabas por ejemplo obras grandes, por ahí no me metía en chicas a nivel nacional. Tampoco trabajé en una provincia como la que está tan cuestionada, ni siquiera estábamos en el registro de constructores ahí. Vos licitabas realmente y los precios eran no solo justos o a veces hasta apretados, sino después cuando hacías una obra se distorsionaban mucho y sobre todo en un sistema como el de acá. Vos, en Chile, tenés márgenes muy chiquitos cuando cotizás, pero te respetan tanto todo que al final ganás eso. Acá empezás una obra y lamentablemente hay que endeudarse para seguir.

-¿Cuánto se pagó efectivamente?

-Las cifras que se dicen son disparatadas.

-¿Las del cuaderno son disparatadas?

-Sí, sí, son disparatadas. Yo lo dije, la verdad no recuerdo perfectamente, porque no tengo un registro.

-¿No sabe cuánto era exactamente?

-No, pero pueden ser unos 200.000 dólares. Las otras cifras son un disparate, por lo menos para mí, con esos valores cerraba la empresa y me iba a mi casa. Lo charlamos con Javier y eran unas bolsitas de papel que llevábamos así. Yo en mi vida vi esa guita toda junta.

-Los registros dicen que Sánchez Caballero lo vio muchas veces a Centeno...

-¿A Centeno? Que bajó digamos, sí, sí. Porque apretaban. No teníamos plata. Vos fijate que eso es 2013 y 2015, son como escalonados, pero no es que son seis meses. Fue en una semana, porque no teníamos plata. Por eso hay una seguidilla de varias veces.

-¿Cómo era el apriete? ¿Los llamaban por teléfono?

-Te decían "tenés que poner, tenés que poner" [golpea la mesa con puño cerrado].

-¿Qué le dijo el Presidente cuando le avisó que iba a declarar?

-Se sorprendió. Me preguntó: "¿Pero vos estás en la causa?". Entonces le expliqué, le dije: "No, mirá, yo no estoy, pero pasó esto y esto, y es una decisión que quiero tomar". Me dijo: "Bueno está bien".

-¿Tiene una relación muy cercana con él?

-Sí.

-¿Qué siente cuando lee que él habla de transparencia y libertad de acción para la Justicia?

-Que está bien. No me gustaría que lo digan así porque lo que pasé lo pasé y acá lo estoy diciendo. Desafortunadamente, si pudiera volver atrás, no sé qué hubiese hecho, porque te juro que la presión de ese momento uno tiene que vivirla. Pero sí, obviamente que estoy arrepentido, por eso fui y me hice cargo. Y quiero que las cosas cambien. Pero estas son las preguntas del periodismo y volvemos siempre a la política. Soy su primo, y él qué va a decir, ¿que no? Tiene que decir lo que corresponde, qué es lo que corresponde. Pero estoy en el medio. Vos fijate el resto, ¿tuvo esta exposición?

-El resto sí tuvo esta exposición...

-Si me comparás con el resto, de tamaño, económicamente, soy más que pequeño [hace un gesto al respecto] al lado de los otros... pero me pusieron tanto que se creen que soy un gigante.

-¿Tiene miedo de ir preso?

-No. Y cuando fui el lunes dije: "Si tengo que ir, voy a ir". Por supuesto fui conmovido. Pero sabía que corría ese riesgo.

-¿Se puede decir que declarar fue una forma de sentirse libre?

-Me sentí aliviado...