
La cúpula de Cambiemos espera en Buenos Aires -en la recta final de la campaña- un resultado parejo con la candidata a senadora Cristina Kirchner para forzar una fuerte polarización en las generales de octubre, en tanto mantiene optimismo de cara a un resultado nacional que pronostica ganador, confiada en triunfar en siete provincias.
Aunque ya tiraron la toalla por San Juan: Cambiemos ya tiene asumido el triunfo de los candidatos de Sergio Uñac. Como consuelo, habría satisfacción oficial con una derrota en San Juan que muestre una mejora con respecto al 2015 cuando en la primera vuelta de las elecciones presidenciales Mauricio Macri sumó el 20,87% de los votos, un par de puntos abajo de lo que fue el resultado en los comicios anteriores.
En legislativas de 2013, de la mano de Eduardo Cáceres, el PRO y aliados dio la sorpresa al quedarse con la tercera banca de diputados nacionales con una cosecha de 22,85% de los votos.
La pelea de fondo
Desde uno de los despachos clave de la Casa Rosada explicaron a Télam que en cuanto al distrito bonaerense ‘no hay mucho optimismo‘, pero aseguran que casi todas las encuestas dan ‘empate técnico porque los puntos de diferencia entran dentro del margen de error‘.
El hecho es que esos puntos de diferencia son a la baja para el binomio Esteban Bullrich-Gladys González y, según admitieron fuentes del gobierno bonaerense, los sondeos ‘no han cambiado‘ y persiste la sorpresa por la campaña que les planteó la expresidenta: ‘A varios les cuesta digerir su silencio y cómo logró dominar su ego y mantener el bajo perfil‘, precisó una fuente oficial.
Desde la Casa Rosada señalan que la elección a nivel nacional ‘se va a ganar‘ y que en Provincia persiste en la recta final ‘la situación de un empate, pero lo importante es que, si se pierde, sea a muy pocos puntos de Cristina, para que en octubre la polarización y el miedo a su regreso lleve votos a Cambiemos‘, afirman, en un diagnóstico compartido por el vidalismo.
El ‘peor escenario‘ para el gobierno -tanto provincial como nacional- sería un triunfo del kirchnerismo y Cambiemos más cerca de la fórmula Massa-Stolbizer, lo que ‘quitaría la idea de polarización y no permitiría la fuga de votos a favor de Esteban Bullrich dos meses después‘.
Más ojos en las urnas
Con la campaña bonaerense cargada al hombro de la gobernadora María Eugenia Vidal -que multiplica sus apariciones territoriales junto a Bullrich, González y la candidata a diputada Graciela Ocaña-, en Cambiemos cuentan con una ventaja con respecto a hace dos años: nunca estuvieron en mejor situación para fiscalizar una elección, especialmente en el conurbano.
‘Ahora gobernamos 69 de los 135 municipios y estamos mejor que en 2015‘, explican desde La Plata, también a sabiendas de que los principales rivales (kirchnerismo y massismo) están proporcionalmente más débiles que hace dos años en su estructura partidaria.
Según un estudio del Cippec, Cambiemos y el Frente para la Victoria lograron fiscalizar el 95% de las mesas electorales bonaerenses en la elección pasada, mientras que el massismo lo hizo en el 70%, y todo parece indicar que el próximo 13 de agosto el oficialismo llegaría sin problemas al 100%.
Por otra parte, el Gobierno analiza con optimismo el mapa electoral nacional, y afirma tener posibilidades serias de ganar por mayor o menor diferencia en siete distritos (Capital, Mendoza, Jujuy, Corrientes, Santa Cruz, Córdoba y Santa Fe) con la mira puesta en sentar las bases para lograr una ‘proeza política‘ en octubre: ser el primer oficialismo desde 1985 en ganar las cinco provincias más pobladas.
En la región Centro, Cambiemos -en su versión sin radicalismo de Vamos Juntos- espera arrasar en Capital con Elisa Carrió que superaría el 40%, mientras que tienen números para esperanzarse con un ‘triunfo ajustado‘ en Córdoba y Santa Fe, y con un empate técnico en Entre Ríos.
Patagonia hostil
La Patagonia es la región más hostil para el oficialismo, excepto en las dos provincias menos pobladas: se descuenta un triunfo en Santa Cruz de la mano de Eduardo Costa y podría darse también en Tierra del Fuego, a la vez que descartan buenos resultados en Chubut, Río Negro, Neuquén y La Pampa.
En la zona de Cuyo auguran una victoria en Mendoza, gobernada por Cambiemos y aspiran a un resultado ajustadísimo en San Luis. En el NOA y NEA descuentan triunfos en Jujuy y Corrientes; un recorte de viejos malos resultados con respecto a hace dos años en Chaco, Catamarca, La Rioja, Misiones y Formosa; y, finalmente, un trofeo que Cambiemos se ilusiona con conquistar: Tucumán, donde el candidato a diputado José Cano registra en los sondeos un empate técnico con el Frente Justicialista (que lleva ocho listas internas).
Más allá del resultado, y a diferencia de la elección de 2015 en la que era oposición, ahora el oficialismo tomará las PASO como un muestreo pero le asigna la mayor importancia a octubre, en la que definirá su mejora en la correlación de fuerzas en Diputados y el Senado, es decir, a qué nivel mantendrá su dependencia de la oposición para legislar.
Cálculos de bancas en dominios de Vidal
El frente oficialista Cambiemos de la provincia de Buenos Aires buscará en las próximas elecciones ingresar unos doce diputados nacionales y unos ‘veinticinco o treinta‘ legisladores provinciales para fortalecer la gestión de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el presidente Mauricio Macri. Según indicaron a DyN dirigentes de esa alianza, con estos resultados, Cambiemos no modificaría su funcionamiento en ambas cámaras bonaerenses porque ‘los que ingresen están contenidos en un proyecto presidencial para el 2019‘ y, por el contrario, reconocen que ‘el peronismo más duro va a mejorar‘ su número con los referentes del massismo y del nuevo espacio de la ex presidenta Cristina Fernández. En Buenos Aires se elegirán 23 senadores y 46 diputados provinciales.
