El Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el programa por el que la Anses que desde abril y hasta los primeros días de marzo transfiere $ 10.000 a cerca de 8,7 millones de personas, tendrá una segunda tanda en junio. Un “refuerzo”, según la terminología que utilizan ahora en el organismo en el que recientemente asumió Fernanda Raverta que no implica una repetición: si bien el universo de alcanzados será el mismo, no necesariamente el dinero que recibirá las familias beneficiarias será el mismo.

Bajo la conducción de su antecesor, Alejandro Vanoli, el bono extraordinario fue diseñado originalmente para alcanzar a 3,6 millones de hogares, un error de cálculo que llevó a un esfuerzo económico más de dos veces mayor que el planificado. Ahora, mientras se define un nuevo calendario de pago que concentre en un período más corto un operativo que tomó 8 semanas para el primer desembolso, también analizan modificar el monto que será transferido a cada familia beneficiaria.

La flamante gestión de Raverta trabaja en estos días en distintos frentes, en un intento por corregir los problemas que terminaron con el pedido de renuncia a Vanoli. El operativo de pago, no sólo del IFE sino de jubilaciones, pensiones y el resto de las asignaciones que abona, está siendo revisado para evitar demoras y aglomeraciones como las que se vieron cuando se reabrieron los bancos.

Mientras tanto, con los tiempos en contra, buscan diseñar el “refuerzo” del IFE, el segundo pago del bono extraordinario. Uno de los puntos que preocupan es el tiempo que se tarda en completar todos los pagos. El cronograma de la primera ronda del IFE tomó 8 semanas. Raverta ya dijo en público que quieren un cronograma más corto. Aprovecharían, algo que no estaba disponible al principio, el hecho de que ahora las sucursales de bancos están abiertas y ya encontraron un método para trabajar con turnos y límites a la cantidad de clientes. El correo, el método más lento para el pago, va a ser minimizado dentro de lo posible. Los pagos con o sin tarjeta de débito en cajeros automáticos, mientras tanto, se van a tratar de utilizar al máximo.

Pero más allá del operativo de pago, el monto también está en danza. No es un hecho que ese refuerzo sea también de $ 10.000 por familia beneficiaria. “Es un esfuerzo muy grande, que superó las expectativas”, dijeron en el organismo.

El 3 de junio termina el calendario de pago de la primera tanda del IFE. Para ese momento está previsto el anuncio del cronograma para el refuerzo. Y con el cronograma, cuál será el monto en esta ocasión. Aunque se repita el valor original de $ 10.000, el organismo parece querer hacer valer el esfuerzo que supone -dado el déficit público- la necesidad de forzar recursos que no abundan y que han forzado al Banco Central a emitir dinero para financiar los nuevos gastos.

Y, por otro lado, quieren remarcar el carácter extraordinario del beneficio. No quieren que las familias que lo percibieron entiendan que se trata de una mensualidad que se va a repetir en forma indefininida, ni que hagan previsiones a futuro dando por hecho que lo van a percibir, lo que podría generar gastos difíciles de cubrir cuando se interrumpa.