Cristina Kirchner volvió al centro de la escena pero, esta vez, sin su nuevo libro en la mano. Participó de una encuentro en el Partido Justicialista en el que se convirtió figura y centro de atención antes de poner un pie en las instalaciones de Matheu 128. Su foto, junto a la de los principales dirigentes del partido, fue un símbolo de unidad potente a pocos días del cierre de las listas de candidatos.

La ex presidenta les bajó un mensaje claro los dirigentes que estuvieron a su alrededor durante la reunión. Les dijo que hay que armar una coalición amplia que rompa límites electorales y pueda estar preparada para gobernar, y que ella estaría en el lugar que le toque apoyando la conformación de un gran frente electoral. No hubo confirmación de candidaturas, ni señales claras del camino que seguirá en el corto plazo.

La economía fue el eje de la cumbre y lo que despertó las criticas de la ex jefa de Estado al gobierno de Mauricio Macri. Durante el encuentro marcó que el nivel de endeudamiento que hoy tiene la Argentina iba a condicionar la gestión del próximo gobierno y que la economía estaba destruida luego de los primeros tres años de gestión de Cambiemos.

La ex mandataria  reafirmó el camino que el PJ ha transitado en los últimos meses con José Luis Gioja levantando la bandera de la unidad y con un grupo heterogéneo de dirigentes políticos y sindicales respaldándolo. Una estrategia que consta de sumar nombre por nombre a representantes de distintos sectores de la oposición. Así el diputado sanjuanino logró sentar en la misma mesa a Hugo Moyano y Héctor Daer, representantes de dos corrientes sindicales que se critican mutuamente cada vez que pueden.

Esa unidad se traspolo a los armados electorales en tres provincias: Córdoba, San Juan y Entre Ríos. En todas el peronismo fue unido. Ese ejemplo giró durante la charla que Cristina brindó en la tarde de este martes. Sin embargo, en las tres provincias el kirchnerismo fue un socio minoritario que ayudó a evitar filtraciones. Ese dato no fue expuesto y es significativo para entender la debilidad en el interior del país del espacio que conduce la ex jefa de Estado.

Es verdad que Sergio Uñac y Gustavo Bordet acordaron con el kirchnerismo para unificar el espacio opositor dentro de los límites de la provincia. Pero ese accionar no fue el mismo que llevó a cabo Juan Schiaretti, que el domingo logró un triunfo contundente y confirmó el camino de que el peronismo debe romper la grieta. Es decir, descartó un acuerdo con el kirchnerismo. Aunque no fue explícito, fue claro.

Los minutos que Cristina estuvo dentro del PJ, su discurso ocupó el centro de la escena. Cuando se paró y salió del salón donde estaban reunidos, el que tomó la palabra fue Alberto Fernández, su mano derecha en este nuevo tiempo, y pidió convocar a los gobernadores peronista y, en especial, a Sergio Massa. El pedido fue explícito y generó consenso entre los presentes.

Dentro del kirchnerismo consideran que el único dirigente capaz de sumarse a un armado nacional es el ex intendente de Tigre. Por eso las conversaciones entre Unidad Ciudadana y el Frente Renovador se mantienen activas. El objetivo en el corto plazo es lograr un acuerdo con Massa y terminar de cerrar un frente electoral antes del 12 de junio, día en que deben presentarse la conformación de alianzas frente a la justicia electoral.