El rescatista oceánico, Tom Dettweiler encuentra lo que otros buscan y no pueden encontrar en el fondo del océano. Hace 40 años que con la empresa para la cual trabaja, Nauticos Corp, encuentra naves sumergidas en los océanos del planeta. En 1999 halló a 3000 metros de profundidad al submarino israelí INS Dakar, que estuvo perdido 31 años. También encontró en 1995 al submarino japonés I-52, hundido en 1944, a 5.200 metros. Pero este ingeniero electrónico estadounidense de 66 años se convirtió en leyenda por haber encontrado en el Atlántico Norte, a 3.281m, al coloso del mar: el Titanic. Desde Maryland, EE.UU, habló en exclusiva con Clarín sobre la búsqueda del ARA San Juan, desaparecido hace un mes.


"Insume tiempo buscar en un área extensa. Pero ahora que la operación de búsqueda y rescate cambió a localización se puede hacer un esfuerzo más detallado para ceñir el área de búsqueda", dice. "¿De qué modo? Con información dura. Y con todos los datos acústicos de otras estaciones de escucha que puedan haber registrado la implosión", explica. A Detweiller le parece firmé la hipótesis de que probablemente entró agua por el snorkel y llegó a las baterías. "Esto es serio y puede causar cualquier cantidad de eventos. Pero la mayoría de las tragedias no tienen una sola causa; son una serie de eventos que conducen a un desastre", reflexiona

–¿Qué piensa sobre la explosión detectada en el mar?

-Me sorprendió que esa información se conociera casi una semana después. Cuando se pierde un submarino se verifican todas las matrices de sensores acústicos en los océanos circundantes. Pero en la última década el sistema acústico no se ha mantenido al nivel que tenía durante la Guerra Fría y gran parte de él hoy está en manos de instituciones privadas, por lo que se ha vuelto más difícil obtener datos.

–Bruce Rule, especialista en acústica de la US Navy, sostuvo que el San Juan colapsó en segundos y que liberó una energía equivalente a 5700 K de TNT. ¿Concuerda?

- No he visto la imagen del pulso de sonido, pero sí un experto en acústica puede decir si es un evento explosivo-implosivo. Los números básicos que cita Rule son correctos para un evento implosivo.

–¿Frente a esa hipótesis, se pueden recuperar los cuerpos?

- Un evento implosivo es uno de los eventos más poderosos que se pueden imaginar. El acero de 4 pulgadas de espesor puede doblarse y estrujarse como papel. El cuerpo humano no sobrevive a este tipo de evento. Y el intercambio de agua y fauna oceánica aceleran la descomposición y no dejan rastros. Puede no quedar nada. Se puede crear un microambiente que reduzca la velocidad de este proceso, pero si el submarino implosionó no quedan cámaras de aire para que esto suceda.

Según Deteweiller, una empresa privada cobraría US$ 3 millones por el esfuerzo de buscar y rescatar el ARA San Juan ( el operativo internacional, dicen, ya superaría los US$700 millones). "Usamos un filtro desarrollado por la US Navy, que considera 37 factores diferentes. El cerebro humano solo considera unos pocos factores y a menudo los resultados son sustancialmente diferentes" dice. Y cita el ejemplo del submarino INS Dakar, hundido en 1968 mientras viajaba del Reino Unido a Haifa. "No pudieron encontrarlo durante 30 años, pero nosotros lo hallamos en el área que definimos tras echar un vistazo fresco y completo al problema", aduce.

Detweiller ha encontrado más submarinos que cualquiera: desde los más modernos a submarinos de la Guerra Fría y de la Segunda Guerra Mundial, como el japonés I-52, que comercializaba clandestinamente con los alemanes. Además del Dakar, localizó y ayudó a identificar un buen número de U-Boats alemanes de la Segunda Guerra. Y exploró las principales pérdidas submarinas de EE. UU., entre ellas, los submarinos Thresher y Scorpion.

-¿Cuál fue su hallazgo más relevante?

-Aunque muchos pensarían que fue el Titanic, en realidad fue el submarino INS Dakar. Pudimos darles un cierre al dolor de las familias de los 69 tripulantes. Pude ver la importancia y el impacto de nuestro logro en sus vidas.

–¿Por qué busca naves perdidas?

Me gusta el desafío. Encontrar naves históricas o de guerra, resolver misterios y a veces incluso encontrar tesoros. Es una de las mayores aventuras que hay para hacer en este planeta.

–¿Vendría a la Argentina a buscar el San Juan?

Desde ya.