Zona de guerra. La caída de una pared de protección arrasó con toda una línea de balcones que se desplomaron sobre Agustina y su hija India. Evacuaron el edificio. Temen que pueda derrumbarse.

Hacía calor, el día estaba sereno y seminublado e invitaba a dar un paseo. Eran casi las 2 de la tarde y todo parecía ideal. Sin embargo, el comienzo de temporada en la Ciudad feliz de pronto se convirtió en una durísima tragedia para una familia de Mar del Plata: Una mujer de 35 años y su hija, de 3, murieron aplastadas por los escombros de los balcones que se derrumbaron de un edificio de la zona de Punta Mogotes. Se vivieron escenas de alto dramatismo ya que el accidente ocurrió ante los ojos del resto de la familia de las fallecidas que también caminaban a pocos metros del lugar de la tragedia.

Las víctimas fueron identificadas como India Luzardi, de 3 años, y su madre, Agustina Ferró de 35; ambas oriundas de Mar Del Plata. Madre e hija fueron aplastadas mientras caminaban mirando vidrieras por la vereda en la esquina de las calles Puán y Acevedo, en plena zona comercial donde se encuentra la heladería La Crèmerie, una de las más populares de la ciudad que ofrece "productos gourmet".

En Acevedo y Puán se desmoronó la pared de protección de la terraza de un edificio de dos pisos y arrastró toda la línea de balcones. Debajo de los escombros, murieron aplastadas la mujer y su hija. Estaban con el resto de la familia, el padre y otra nena de entre 8 y 10 años, tomando algo en un bar enfrente. Cruzaron para ver la vidriera del local de ropa y la estructura se les desmoronó encima.

La zona fue cercada y los cuerpos de las víctimas fueron trasladados a la morgue marplatense.

Por orden del fiscal de Delitos Culposos, Pablo Cistoldi, se evacuó el edificio y se disponían además se colocar una "malla preventiva" ante la posibilidad de nuevos desprendimientos. También se cortó la luz y el gas. El edificio donde ocurrió la tragedia está ubicado a una cuadra de la costanera y tiene ocho departamentos. Tenía una pared de protección en la azotea, que es la que se desprendió, por causas que aún se desconocen. Según comentaron peritos que estuvieron en el lugar, los ladrillos de la pared del techo estaban húmedos, por lo que se cree que una filtración los podría haber debilitado.

En el primer piso había un balcón completo que recorría toda la esquina, y que sobre la calle Puán era de unos 15 metros. El segundo piso tenía dos balcones de unos cinco metros cada uno. Esos tres balcones sobre Puán se desprendieron, además de parte del balcón del primer piso sobre Acevedo, arrastrados por la pared de la azotea.

Desde el Municipio señalaron que el edificio es un lugar de veraneo, ocupado por turistas, y que no estaba en reparaciones en este momento. También detallaron que en General Pueyrredón existe una ordenanza que obliga a hacer controles obligatorios a las fachadas de los edificios sólo en aquellos casos en que tengan una antigüedad mayor a 10 años y una altura superior a los nueve metros, es decir, tres pisos. Este edificio, que tenía dos pisos, no estaba entonces sometido a ningún control obligatorio. Por eso, creen que podría caberle la responsabilidad al administrador del consorcio.

El fiscal Cistoldi detalló que deberán hacerse todas las pericias antes de avanzar con las responsabilidades penales, pero admitió que "Mar del Plata es una ciudad que está junto al mar y los hierros se oxidan más rápido, hay que ver los materiales" e instó más allá de este caso a todos los "administradores, arquitectos, organismos de obras privadas ver cómo van respondiendo para prevenir".

Conmoción. Muchos vecinos sintieron la "explosión" y salieron corriendo. Buscaban desesperados bajo los escombros.


>En 1992 murieron 4 jóvenes en Pinamar

Las fallas de infraestructura en los edificios de las ciudades balnearias de las costa registran distintos episodios de derrumbes, muchos de los casos con víctimas fatales, como el que en 1992 provocó la muerte de cuatro adolescentes en Pinamar. La tarde del 27 de enero de 1992, Juan Seoane, Matías Albani, Cristian Tisi y Juan Janón, todos de entre 16 y 18 años, charlaban en un balcón del octavo piso del edificio Atica I de Pinamar cuando la construcción se derrumbó por una falla edilicia. Los cuatros jóvenes, todos jugadores del club de rugby San Cirano, murieron de inmediato.