Para combatir el coronavirus, el Gobierno de Alberto Fernández analiza aplicar un plan de vacunación masiva y obligatoria a partir de fin de año, según publicaron ayer medios nacionales.

Mientras negocia al menos con cinco laboratorios que ya se encuentran en fase 3 de experimentación, el ministro de Salud, González García, diseña un plan de vacunación masiva y obligatoria para fines de 2020 para no menos de 13,5 millones de personas, entre personal de salud y grupos de riesgo, primer y necesario paso para llegar a toda la población, hacia marzo de 2021.

Sin definiciones ni plazos definidos, y por orden del Presidente, el ministro seguirá una pauta establecida de prioridades a la hora de la elección, en cuanto la o las vacunas estén disponibles, informó ayer el diario La Nación. "Primero el cuándo, después el cuántos y por último (aunque no menos importante) el cuánto", afirman desde el segundo piso del edificio que mira a la 9 de Julio.

La prioridad es, por ende, la velocidad, luego la cantidad de dosis y por último su precio, según un alto funcionario, mientras el Gobierno intenta frenar con las herramientas ya conocidas la expansión del virus en el interior del país. "Hay mucha presión social para hacer magia", hacen trascender cerca de González García, en crítica a la oposición y a sectores "que quieren abrir todo, aunque reconocen como "un tiro en el pie" las omisiones en el conteo de tests, que le valieron la exclusión de un sistema global de medición de casos.

El Ministerio de Salud negocia plazos y precios con cinco compañías: Oxford-Astra Zeneca (Gran Bretaña) Sinopharm (China), Sputnik (Rusia) Jansen y Pfizer (Estados Unidos). Nadie quiere arriesgar una alternativa, pero Pfizer pica en punta para ser la primera según comentan en despachos oficiales. Astra-Zeneca, que produce y distribuirá aquí el empresario Hugo Sigman, tiene la ventaja del precio, unos 4 dólares por dosis contra 37 de la empresa Moderna, con la que Argentina aún no firmó acuerdos y que parece destinada únicamente al mercado estadounidense. También Sinopharm, con la que trabaja la fundación Huésped de Pedro Cahn, está entre las más esperadas.

"La selección será científica y a la vez geopolítica", suele repetir el ministro de Salud, quien apela a veces a una humorada para describir las presiones de las distintas empresas a la hora de ofrecer la solución que el mundo espera. "Cada uno me habla mal del otro para que le compremos la vacuna a ellos", resume González García en la intimidad, y da otro detalles: salvo Jansen, el resto de las opciones incluye la obligatoriedad de una segunda dosis que aseguraría su efectividad.

Lo que sí está definida es la obligación de vacunarse de cada ciudadano. "Hay una ley de vacunas que hay que cumplir. Y más en este caso donde la responsabilidad es individual y colectiva", afirman desde el Ministerio de Salud, aunque no prevén por el momento castigos o penalizaciones para aquellos que decidan no vacunarse.

"La economía necesita esa vacuna". La frase, con tono de ruego y repetida por el ministro de economía Martín Guzmán a su par de salud, Ginés González García horas atrás, muestra a las claras la obsesión del gobierno de Alberto Fernández por encontrar, después de siete largos meses de cuarentena un antídoto efectivo contra la pandemia de coronavirus para salvar vidas y también la economía.

La esperanza se combina con una situación con peligro de desborde en Río Negro y Neuquén (las provincias que más preocupan), y una "meseta alta" que estaría llegando en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Tucumán, que desplazaron a la ciudad de Buenos Aires en el segundo puesto de cantidad de casos en los informes diarios.

  • Vacuna británica: voluntario muerto

Un voluntario murió en Brasil mientras formaba parte del grupo de testeo de la vacuna de la británica Universidad de Oxford, que produce el laboratorio AstraZeneca, informó ayer la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).

Se trata de un médico de 28 años de la ciudad de Río de Janeiro que formaba parte del contingente brasileño de voluntarios en el desarrollo de la vacuna producida, localmente, por el instituto Fiocruz, del Gobierno federal.

"En relación al fallecimiento del voluntario de test de la vacuna de Oxford, la Anvisa fue formalmente informada de ese hecho el 19 de octubre de 2020", informó el órgano regulador estatal brasileño.

El gobierno del presidente Jair Bolsonaro desembolsó 1.900 millones de reales (unos 400 millones de dólares) para formar parte de las investigaciones de la vacuna de Oxford.

El grupo de trabajo en Brasil de la vacuna de Oxford está siendo llevado a cabo por la Universidad Federal de Sao Paulo (Unifesp) y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), principal centro laboratorial nacional.

Las autoridades indicaron que no se puede determinar si el médico recibía la vacuna o un placebo. Según explicaron fuentes vinculadas al caso a la prensa local, el motivo es que los ensayos son doble-ciegos, es decir que ni los médicos ni los pacientes saben si lo que están tomando es vacuna o placebo.

Las fuentes indicaron que el médico trabajaba en una clínica privada de Río de Janeiro y que habría recibido la dosis a fin de julio. El médico contrajo la Covid-19 en septiembre y falleció el 15 de octubre, tras lo cual Anvisa fue avisada este lunes.

La noticia llega en medio de un escándalo sobre otra vacuna que está siendo desarrollada en Fase 3 y con niveles de seguridad en al menos 9.000 voluntarios, la Coronavac de Sinovac Biotech.

El 35% de los voluntarios experimentaron reacciones leves, como dolor en el lugar de aplicación de la inyección o dolor de cabeza posterior. El Ministerio de Salud aceptó el martes incluir la Coronavac en el programa de vacunación una vez aprobada por Anvisa, pero el presidente brasileño Jair Bolsonaro, un aliado de Estados Unidos y particularmente del presidente Donald Trump, determinó el cese de la cooperación con el estado de San Pablo.

Télam