Cansado de la pelea interna con el secretario de Justicia, Juan Martín Mena, Emiliano Blanco renunció como director nacional del Servicio Penitenciario Federal (SPF), cargo en el que estuvo durante seis años.

Blanco se transformó así en una víctima de la disputa de poder dentro del Ministerio de Justicia, entre la ministra Marcela Losardo y Mena, su segundo, hombre de La Cámpora. Desde el comienzo de la gestión de Alberto Fernández conviven en la organización interna del Ministerio de Justicia distintas terminales de poder que coexisten en una tensión permanente.

La ministra de Justicia, Marcela Losardo, proponía que Emiliano Blanco fuera ascendido, pero su promoción era resistida por el kirchnerismo duro.

Losardo, responsable del área, amiga y socia del Presidente, se encuentra en una pulseada permanente con Mena y con el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quienes reportan directamente a la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Blanco tenía la promesa de Losardo de que ocuparía la subsecretaría de Asuntos Penitenciarios, que está vacante, pero nunca lo pudo imponer por la presión que ejerció el kirchnerismo duro por hacerse de ese lugar de poder.

La crisis en las cárceles dejó expuesta la interna, que terminó con la salida de Blanco, que se hizo cargo del SPF durante la gestión de Cristina Kirchner y se mantuvo los cuatro años de la presidencia de Mauricio Macri. Después de casi seis meses de tironeos y sin definiciones, Blanco dio el portazo.

La discusión en torno a las excarcelaciones o arrestos domiciliarios en medio de la pandemia, que Alberto Fernández retomó ayer, dejó expuestas dos miradas antagónicas entre garantistas y duros dentro de las filas del gobierno nacional.

"Tener ahora en las cárceles a personas en riesgo y que el Estado no reaccione ante el riesgo sanitario es un acto inhumano. Nosotros abrazamos la política porque la humanidad es lo que nos importa", dijo ayer el Presidente en un acto que encabezó con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.

(Fuente: La Nación)