Baño de fe. El Centro Cívico del Bicentenario de Córdoba se vio desbordado ayer por una multitud de creyentes de Argentina, Chile, España y África. En la foto, la llegada del cardenal encargado de la beatificación.

 

La religiosa cordobesa Catalina de María, nacida en 1823 y fallecida en 1896, fundadora de la congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, fue convertida ayer en beata en un acto que encabezó el enviado papal, cardenal Ángelo Amato, y que generó gran emoción en el público y a autoridades del gobierno.

Miles de personas se congregaron ayer en plaza San Martín de Córdoba para seguir los homenajes de la consagración de la llamada “Madre Catalina” como beata, mientras para hoy se preparan más misas y una procesión. Con miles de fieles provenientes de Argentina, África, Chile y España entre otros países, además de 380 descendientes de distintos vínculos de la Madre Catalina, la ceremonia litúrgica central se realizó en el predio del Centro Cívico del Bicentenario Brigadier General Juan Bautista Bustos, donde funcionan las dependencias de Casa de Gobierno de la provincia. El cardenal Amato, prefecto de las Causas por los Santos del Vaticano, leyó ante el público el decreto del papa Francisco que anunció, en latín, que concedía “la facultad de que la venerable Sierva de Dios Catalina de María -en el mundo conocida como Josefa Saturnina Rodríguez- ejemplo ardiente del amor de Cristo y del servicio a los hermanos más necesitados, sea llamada beata” de ahora en adelante. Y estableció que la memoria litúrgica de la Madre Catalina (su fiesta) se celebre los días 27 de noviembre de cada año “en los lugares y según los modos establecidos por el derecho”.

La madre Catalina, que nació bajo el nombre de Josefa Saturnina Rodríguez de Zavalía en la ciudad de Córdoba el 27 de noviembre de 1823 dirigió la congregación de las Esclavas de Jesús, que hoy funciona en el barrio General Paz, y falleció el 5 de abril de 1896.

Recibió la educación rudimentaria que recibía la mujer de la época y a los 17 años hizo sus primeros Ejercicios Espirituales. Allí descubre su vocación de consagrar su vida a Dios.

A los 29 años se casa, tiene una hija y enviuda. A partir de entonces forma una comunidad de Señoras al servicio de las mujeres más vulnerables para catequizarlas, enseñarles a trabajar y vivir con ellas.

El proceso de beatificación comenzó en 2012, a partir de las pruebas del milagro de sanación de la docente tucumana Sofía Acosta, en 1997, cuando la mujer con 60 años sufrió muerte súbita y tras varias maniobras de reanimación negativas y la declaración de su muerte, los familiares le rezaron a la Madre Catalina y le pidieron a los médicos que siguieran con las prácticas, tras lo cual la paciente despertó. Hoy, Acosta está con vida y a punto de cumplir 80 años.