Mientras espera que en esta primera semana del año el Congreso logre armar las comisiones y así empezar a debatir el proyecto de reformas contenidos en la Ley Omnibus, Javier Milei se prepara para hacer el viernes 5 de enero el primer viaje presidencial: Irá a la Base Marambio a poner en marcha un programa de control de contaminación en la Antártida. El viaje, y más aún el programa, cobra mucha importancia ya que se trata del cuidado del medio ambiente algo en lo que no cree Milei que hasta niega el cambio climático.

Se trata de un proyecto del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que dirige el diplomático argentino Rafael Grossi, quien acompañará al jefe de Estado en su viaje al continente blanco si las condiciones climáticas se lo permiten.

Antes del cierre del año, Milei recibió en la Casa Rosada a Grossi que dirige este organismo clave de las Naciones Unidas que intenta armonizar los intereses nucleares de los principales protagonistas del tablero internacional. En ese encuentro analizaron la agenda global y la particular situación de América Latina: es la única zona del planeta que no registra -oficialmente- armas de destrucción masiva.

Grossi explicó a Milei que la OIEA impulsa un proyecto de control de contaminación en la Antártida, y el jefe de Estado decidió viajar al continente blanco para poner en marcha la iniciativa que tiene su antecedente en un programa idéntico que se está desarrollando en el Ártico.

Según el programa, la idea es que el Presidente viaje también acompañado por parte de su Gabinete. Además de Grossi, estaría en el avión rumbo a la Antártida, la canciller Diana Mondino y el ministro de Defensa, Luis Petri, junto a otros integrantes del Gobierno. La idea es viajar el viernes a Santa Cruz y pasar la noche en una base militar de Río Gallegos. Al día siguiente, si el tiempo es favorable, completarán el viaje hasta llegar a la Antártida. El Presidente visitará la Base Marambio, y el 6 de enero, al anochecer, regresaría a Buenos Aires.

La presencia de micropartículas de plástico es lo que disparó el control ambiental que busca poner en marcha Milei.

El 7 de junio de 2022, la revista científica The Cryosphere publicó un minucioso estudio que reveló el hallazgo de restos microscópicos de plásticos en la nieve de la Antártida. Se encontraron microplásticos en 19 emplazamientos de la Isla de Ross -a casi 60 kilómetros de la Base Marambio-, la base Ross y la Estación McMurdo.

Estas pequeñas partículas de plástico, que ya habían sido detectadas en el agua y hielo marino de la Antártida, tienen el potencial de influir en el clima, ya que en gran escala podrían acelerar el derretimiento del hielo y nieve, sostiene el estudio publicado en The Cryosphere.

La Antártida contiene cerca del 80% del agua dulce del planeta, y registra la media de humedad y la temperatura promedio más bajas del mundo, de ahí su importancia para ser el cubo de hielo de la tierra.

"Es sumamente triste. El hallazgo de microplásticos en la nieve fresca de la Antártida pone de manifiesto que la contaminación por plásticos llega hasta las regiones más remotas del mundo", señaló Alex Aves, principal investigador del estudio publicado en The Cryosphere.

El grupo de científicos que utilizó técnicas de análisis químico y con microscopios identificó la presencia de 29 partículas de microplásticos por litro de nieve, en las inmediaciones de las bases Scott y McMurdo, y en la Isla Ross. Los científicos desconocen desde hace cuanto tiempo la nieve fresca de la Antártida contiene este material dañino para su ecosistema.

Se encontraron 13 tipos diferentes de plástico, siendo el más común el PET (Tereftalto de Polietileno), habitualmente utilizado para hacer botellas de refrescos y ropa.

> El acuerdo base

En octubre de 2022 se firmó un Memorandum de Entendimiento entre el Gobierno de la República Argentina y el OIEA. El Memo establecía la colaboración para monitorear la presencia de microplásticos en la Antártida, así como propiciar el intercambiar datos y conocimientos técnicos.