El obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez, prohibió la promoción y formación de "monaguillas" en todas las parroquias e iglesias de la diócesis y dispuso por decreto del Obispado mantener la costumbre litúrgica de aceptar sólo monaguillos varones para el servicio del altar.

En algunas iglesias y parroquias, varios sacerdotes habían formado a mujeres para que presten el servicio de "monaguillas", lo que generó la molestia y el enojo del pastor de la diócesis, alentado por comentarios en las redes sociales de sectores conservadores de la Iglesia Católica de San Luis.

Esta decisión de Martínez se conoció por estos días y generó malestar en muchas mujeres que ya estaban prestando esos servicios en los altares. Una de ellas declaró a la agencia oficial de noticias Télam, pidiendo reserva de su identidad, que en la Iglesia Catedral varias veces pretendió leer alguna lectura en oficios religiosos fúnebres de familiares, y el párroco del lugar, padre Daniel Pérez, le respondió que las mujeres no podían estar en el altar realizando esa tarea.

El decreto del Obispado exhortó a los sacerdotes a mantener la costumbre litúrgica que los monaguillos deben ser únicamente varones. También expresa que "los sacerdotes deben promover y formar en sus respectivas jurisdicciones niños y jóvenes varones para el servicio de monaguillos".

En el artículo 4 de su decreto, Martínez "reprueba cualquier costumbre en contrario" a que los monaguillos deben ser únicamente varones. Resalta Martínez que él "es el moderador, promotor y custodio de toda la vida litúrgica de la diócesis que le fue confiada".

El debate no tardó en llegar a las redes sociales. "Estos son los enemigos de una iglesia agiornada. La Virgen María es mujer. ¿Una simple y cristiana niña no puede estar en el altar?. Así se van quedando sin fieles, los cristianos no compartimos acciones como estas. Además a este obispo no lo veo recorrer las parroquias como hacía Francisco", expresaron lectores de diarios de San Luis.

La diócesis de San Luis es una de las pocas donde la comunión debe darse en la boca y está expresamente prohibido que se entregue en la mano a los fieles.

Télam