El papa Francisco se refirió a una experiencia desagradable que le tocó vivir en 2010, cuando era arzobispo de Buenos Aires, durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, y fue citado a declarar por el secuestro de los jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, en la dictadura.

Jorge Bergoglio dijo que cuando era arzobispo de Buenos Aires, el Gobierno argentino quería "cortarme la cabeza" por acusaciones de colaboración con dictadura, que tomó el poder en 1976, según un medio italiano.

Francisco hizo sus comentarios el 29 de abril en una conversación con jesuitas durante una visita a Hungría. En la dictadura, Bergoglio fue autoridad máxima de los jesuitas.

Tras su paso reciente por Hungría, la publicación italiana jesuita Civilta Cattolica publicó declaraciones de Francisco. Durante la visita de Francisco, un jesuita húngaro le preguntó respecto a su relación con el fallecido padre Frenc Jalics, un jesuita húngaro que hizo trabajo social en barrios humildes de Buenos Aires y que fue detenido por militares bajo la sospecha de apoyar a guerrillas. Jalics fue arrestado en 1976 junto a otro cura jesuita, Orlando Yorio, de Uruguay.

"Algunas personas en el Gobierno querían 'cortarme la cabeza' (pero) al final mi inocencia fue establecida", señaló Francisco, de acuerdo con Civilta Cattolica. Francisco dijo que luego de convertirse en Papa se encontró con uno de los tres jueces que lo habían interrogado en el 2010 "y me dijo que habían recibido instrucciones del Gobierno de condenarme". En 2010, Bergoglio declaró como testigo en el juicio por los crímenes de lesa humanidad en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (Esma).