El nene de ocho años que el 10 de mayo recibió un trasplante de hígado y cuyo caso se conoció como el primero en el país de hepatitis aguda grave de origen desconocido, tuvo una recuperación asombrosa y ayer ya fue dado de alta.

Pasadas las 13, Pablo se retiró junto a sus familiares del Sanatorio de Niños de Rosario. En silla de ruedas, con barbijo, dijo estar contento, ansioso por volver a su hogar y con ganas de ver a su hermana, de 14 años.

Con una evolución que los profesionales definieron como "inmejorable", antes de marcharse bromeó con los médicos y les dijo que era "famoso" porque veía su fotografía en los canales de televisión.

Para demostrar su buen estado, Pablo expuso además algunas quejas: les dijo a los médicos que estaba enojado porque la anestesia previa a la operación lo mareó y porque se marchaba del sanatorio un poco encorvado por las molestias que le generaban los puntos de sutura.

"El lunes pasado estaba destruida y hoy estoy re feliz porque me llevo a mi hijo sanito y entero", aseguró Vanesa Sobrero, la madre del pequeño trasplantado.

Alejandro Costaguta, jefe de la Unidad de Hepatología y Trasplante del Sanatorio de Niños, explicó que el menor "cumplió un posoperatorio impecable y no hay motivo para que siga internado".

El chico llevaba casi quince días internado en el Sanatorio de Niños. Vive en la localidad santafesina de Funes y había sido derivado a Rosario el miércoles 4 de mayo, cuando los médicos vieron que su estado de salud había empeorado y se reducían las chances de que su hígado pudiera mejorar.

Gracias a la donación de una familia de La Pampa, el chico ingresó al quirófano a tiempo y el trasplante se completó después de una cirugía de casi ocho horas.

Su mamá pasó de estar "destrozada" a tener uno de los amaneceres más felices de su vida. Es que, al cabo de 72 horas de la compleja operación, su hijo despertó y pidió por ella de inmediato.

Ahora, apenas cinco días después de aquel nuevo despertar, el pequeño recibió el alta y puede volver a un domicilio especialmente acondicionado que le prestaron a su familia en Funes.

"Ahora está mirando videos de pesca en el televisor, charlando. Es un nene como cualquier otro que se tomó un desayuno con vainillas", detalló el pediatra ayer, antes del alta.

El chico deberá cumplir un riguroso tratamiento que incluye medicación, controles periódicos, cuidado en las comidas y por un tiempo estar en lugares cerrados y con mucha gente.

Su familia ya tramita, por estricto pedido de los médicos, que durante los meses con temperaturas más bajas una docente le dé clases en su domicilio. Se espera que en primavera pueda volver a la escuela.

"A medida que el cuerpo acepte el hígado, menos complejidades y menos medicamentos", explicó Costagura.

Vanesa explicó que su hijo tuvo tiempo durante la internación de ver los dibujos y cartas que le dejaron, además de los videos que le envió el jugador de la selección Ángel Di María.

  • Dos casos de virus F41

Los dos pacientes atendidos en el porteño Hospital Garrahan con hepatitis aguda de origen desconocido, uno de los cuales requirió un trasplante de hígado, tenían el adenovirus F41, un virus presente en otros casos descritos a nivel mundial en niños con este cuadro. Así lo informó la jefa de Control Epidemiológico de ese hospital, María Bologna, al precisar que 'en los dos pacientes que cumplían con la definición de casos sospechosos se definió que el adenovirus era del tipo 41F'. El primero es un niño oriundo de Bahía Blanca de un año y siete meses con falla hepática, por lo que fue trasplantado. El otro caso es de una niña de Trelew.