A 46 días de la desaparición de Santiago Maldonado, continúan apareciendo declaraciones que sorprenden y mueven la escena judicial en Esquel. Muy atrás ha quedado la afirmación de que los interrogatorios internos hechos por Gendarmería Nacional no arrojaron elementos contradictorios ni sospechosos.
 

Andrés Ahumada, cabo 1° y chofer de una camioneta.

La última novedad del caso es que está confirmado que uno de los gendarmes que ingresó a la zona ocupada por los gendarmes en Cushamen estaba armado con su pistola 9mm. Pero en total podrían sumarse otros tres casos en similares condiciones.
 

El dato de los gendarmes armados contradice la información original de la fuerza en la cual se negaba que hubiera personal con armas de fuego dentro y fuera del lugar en el que se produjo la persecución a los manifestantes que habían cortado la ruta, entre los que pudo haber estado Santiago Maldonado.
 

Ayer declaró ante la Justicia Federal Andrés Ahumada, cabo 1° y chofer de una camioneta Ford Ranger del Escuadrón 36 de Esquel. Según le informó a Clarín Gustavo Dalzone, abogado de Gendarmería, Ahumada reconoció que entró armado de su 9mm a bordo del móvil. Según su testimonio, no bajó del vehículo.
 

“Es una obligación para los choferes llevar su arma para brindar seguridad a los demás que van desarmados”, dijo el abogado. “Los choferes tienen que llevar su pistola y la fuerza investiga internamente tanto quien llevó su pistola como quién, teniendo que hacerlo, no la tenía”, agregó. Ahumada condujo una de las dos camionetas que acompañó en primer momento al grupo de 30 a 40 gendarmes liderado por el comandante segundo del Escuadrón 36, Juan Pablo Escola.
 

El comandante, que dio la orden de avanzar contra los manifestantes a las 11.15, pidió usar las camionetas como escudo ante las piedras que le lanzaban los ocupantes. A las camionetas se acopló luego un camión Unimog que se quedó junto a la casilla de los mapuches levantada a metros de la ruta 40. Cada uno de esos móviles tenía un chofer designado que debía sí o sí ir armado en todo momento y circunstancia, dice el abogado. Todavía no está claro si los dos choferes restantes -la otra camioneta y el camión-, cuyos nombres no trascendieron aun, obedecieron la orden superior o dejaron sus pistolas en el borde del llamado Pu Lof.