Paula Sánchez Frega luchó durante cuatro años para demostrar ante la justicia que fue víctima de Patricio Pioli,  el tatuador sanjuanino que se convirtió el jueves pasado en el primer condenado por haber viralizado videos y fotos sexuales de su expareja. La joven influencer había mantenido una relación de pareja con el hombre en La Rioja en el año 2017 que duró apenas ocho meses pero, según su testimonio, cuando decidió ponerle fin a la relación comenzó para ella lo que describe cómo “un infierno que no termina más” y la atormenta hasta el día de hoy.

Técnicamente Pioli fue condenado por coacción y lesiones leves, porque el delito de “pornovenganza” todavía no está contemplado en la ley argentina. Si bien ya hay una media sanción en el Senado de un proyecto para reconocer delitos que permitan condenar a personas que difundan material íntimo sin consentimiento, el tema abre un sinfín de interrogantes para los buscadores y las plataformas digitales acerca de cómo gestionar, indexar o borrar contenido privado.

El fallo histórico en nuestro país también ordenó la “destrucción” de los elementos utilizados para el delito. Sin embargo, esta medida no alcanza a las fotos y los videos que ya fueron difundidos.

A los pocos días de la sentencia Paula decidió expresarse en su cuenta de Instagram y dejó un mensaje manifestando su disconformidad sobre la decisión del tribunal de mantener en prisión domiciliaria a su expareja hasta tanto quede firme la condena de cinco años de prisión efectiva.

La queja de Paula fue dirigida a @secretariadejusticialr: “Sacando las restricciones de pandemia, ¿cuántos años más voy a tener que estar encerrada con mi ex violento suelto? prisión efectiva en La Rioja es un chiste. No quieran quedar bien en los medios, cuando hacen todo como el culo y después están con juicios de femicidas por no hacer nada”, sentenció la joven en su cuenta de Instagram que a los pocos minutos fue inhabilitada.

Paula contó que el sábado realizó el posteo refiriéndose a la sentencia y que su abogado la llamó para comunicarle que le habían pedido desde la justicia que retire el último posteo de su cuenta, pero cuando quiso entrar en la misma se encontró con que había sido denunciada e inhabilitada.

“La cuenta de Instagram la tengo desde 2016 y nunca me pasó. Yo quise entrar y el sistema me dice que la cuenta está inhabilitada. Los que no se dan cuenta quienes denunciaron mi cuenta de instagram es que yo con la cuenta trabajo, tenía trabajos pendientes, es mi herramienta de laburo. Hacía promociones de ropa, de lencería, todo lo que me criticaron y juzgaron por mis fotos que sinceramente no me interesa”, afirmó Paula.

Completó su descargo al sostener: “Trabajo para un cirujano plástico haciendo publicidad, eso Instagram lo permite. Lo cierto es que perdí muchos trabajos que hago por redes sociales. Tuve que activar otra cuenta con el usuario @fregapaula para poder empezar a recuperar mi trabajo. Creo que se trata de personas que denunciaron mi cuenta, gente resentida como lo es mi expareja. Evidentemente les molesta que hable, en esa cuenta yo tenía también muchísimos periodistas, por lo cual cada vez que yo ponía algo eso se replicaba en algún lugar y les vino bastante bien para que tenga que callarme, es una vergüenza lo que me hicieron.” manifestó la joven evidenciando las sospechas de que su cuenta de Instagram podría haber sido denunciada no sólo por su expareja, allegados a él, sino también por integrantes de la justicia de La Rioja.

“En La Rioja los jueces deberían haber mandado a Pioli a la cárcel a esperar que quede firme la sentencia. Tengo miedo pero trato de no salir y estoy todo el día encerrada. En todo este tiempo salí una sola vez. Tengo miedo de que venga me rompa la una puerta, me rompa una ventana, entre y hagan algo con mi gato, porque él lo maltrataba. Por eso no puedo tampoco salir”. concluyó.

La joven víctima del tatuador también relató que comprobó que sus fotos íntimas con Pioli se siguieron viralizando en un grupo de chat de Telegram en el que ella tuvo que ingresar y advertirles a los que compartían el material que denunció la situación ante “Cibercrímen Argentina”.