Boletas distribuidas por Rentas período 2018 y 2019.

El Indec acaba de difundir que el índice de inflación correspondiente a 2018 alcanzó el nada módico 47,6 por ciento, un valor extremadamente alto y que justifica plenamente por qué el costo de vida se encareció notablemente. Pero les cuento que esto no es nada si consideramos el incremento que han tenido en nuestra provincia algunos impuestos como el inmobiliario, que yo siempre he pagado con el objeto de estar al día en esta obligación tributaria. Ya el año pasado observé que el aumento era bastante considerable ya que en mi boleta en particular, correspondiente a una casa de una de las zonas residenciales de Desamparados, en Capital, valuada en 2017 en un poco más de 512.000 pesos, el avalúo de 2018 fue de 778.000 pesos, correspondiendo un aumento de 52 por ciento. Pero este año, 2019, en el que el inmueble fue valuado en 1.556.011, es decir un 100% más, el incremento correspondiente fue del 122 por ciento, cifras verdaderamente astronómicas para quienes somos asalariados y tenemos vocación de pagar todos los servicios. Para corroborar lo que estoy manifestando, adjunto a la presente copia de las boletas distribuidas por Rentas, en las que pueden observarse los sucesivos aumentos del avalúo fiscal, que determina, consecuentemente, el aumento del monto a pagar. Lo que cuestiono es: cómo es que habiendo una inflación anual de casi el 50%, con sueldos que, a excepción de los que tienen la cláusula gatillo del gobierno provincial, no han subido más de un 20 a un 30 por ciento, los impuestos puedan ajustarse entre un 100 o un 122 por ciento.


Algo no está funcionando como corresponde y siguen siendo los contribuyentes los que, con mucho esfuerzo, seguimos sosteniendo un Estado que cada vez necesita más recursos.


Una revisión de la presión tributaria o de los impuestos que nos están cobrando sería un acto de sensatez que el pueblo lo agradecería.


Por Renzo Torres   DNI 13.082.001