Señor director:


Existe una plaga en nuestro tiempo para eliminar el hijo ya concebido y no deseado; esta plaga es el aborto, el cual es un crimen sin atenuantes, que viola abiertamente la ley natural y que pisotea el más fundamental de los derechos que asisten a la persona humana a partir del momento mismo de su concepción, que es el derecho a la vida. La mayor culpa de estos casos corresponde a la falta de escrúpulos de ciertos médicos que no merecen el nombre de de tales. Existen poderosas razones de índole natural y moral, que se oponen al aborto provocado, y el cual puede tener nefastas consecuencias para la mujer. Siempre existe el peligro de la infección e incluso, aunque lo practique un médico, el resultado puede ser una esterilidad permanente. En su obra "Vida y medicina naturistas'', el Dr Brauchele expone este testimonio: "No puedo olvidar a una mujer joven y hermosa que iba de un médico a otro en su deseo de tener hijos. Y todo en vano. Durante su noviazgo había quedado embarazada y teniendo en cuenta su posición social, le habían recomendado un raspado uterino, que provocó su infertilidad. En otras ocasiones, tras una interrupción del embarazo, o sea tras un aborto provocado, puede presentarse un serio trastorno psíquico, provocado en el fondo por la forzada separación de una madre y su hijo, que Dios y la naturaleza habían querido unir''.



Dr Francisco Lázzaro   Médico - MP 1760