El mural en pleno centro y las botellas de agua como símbolos de fe.

Se sabe que la Difunta Correa tiene creyentes en muchos lugares, ya sea en San Juan como en el país. Pero me llamó la atención este mural en pleno centro de la Capital, pintado de manera muy atractiva para la vista. Lo que más me sorprendió es que personas anónimas dejaron botellas de agua al pie de esta pintura, es decir en la vereda misma. El sitio está justo frente a la Plaza Gertrudis Funes, por calle San Luis entre Aberastain y Jujuy. Lo primero que se me pasó por la mente es que en estos meses de restricciones, en los cuales la población no se pudo movilizar hacia diferentes destinos, no pudo llegar al lugar de culto de la difunta en Caucete. Entonces, al ver este lugar con una pintura que la homenajea, seguramente, atrajo a sus creyentes. 


Ahora el mito trasciende desde el campo con cerros de rocas y dunas que dibujan el desierto por donde cuenta la leyenda que Deolinda Correa, con su bebé en brazos, fue en busca de su marido que combatía en La Rioja. Fue una pandemia, la que llevó esa carga histórica a rendirle un humilde culto en plena urbanidad de la capital sanjuanina. Al ver esas botellas de agua al pie de la pintura, pienso en cuántas promesas irán en esos recipientes, cuántos deseos de que toda esta pandemia termine, cuántos deseos de que se abran puestos laborales y que los comercios emerjan de esa postración en la que se vive. Cuántos anhelos de que la familia esté unida y libre de enfermedades como de la malaria de la falta de trabajo. 


El mito popular se hace presente en un rincón urbano. Y, oh casualidad, en otra esquina frente a esta misma plaza, hay un hueco en un árbol con muchas estampitas. Es que el hombre, desde tiempos remotos busca el auxilio de un ser superior, de aquellos que considera santos y protectores. En definitiva, el creer que desde lo espiritual se accede a esos milagros para que se revierta la adversidad. El deseo enorme de aferrarse a lo sobrenatural para cambiar la historia de dolores y quebrantos. Sin dudas en el espíritu humano, está la necesidad de la búsqueda de Dios.