Señor director:


Como asidua lectora de este medio, leo con asombro la nota publicada el 8 de julio del presente año, de la señora Melisa Murialdo. En la misiva aclara que es analista del mejor trato. Paso a comentar que esta señora que asegura que el Covid-19 empuja la democratización de la inclusión financiera para potenciar el uso de medios electrónicos, en la teoría su interpretación es correcta. Pero paso a comentar mi experiencia con los medios electrónicos. En teoría por ejemplo la Dirección General de Rentas de la provincia gasta en hacer conocer que la solución es pagar desde casa. Le digo que si uno quiere pagar un impuesto cuya titularidad no está al nombre del contribuyente, la página no sirve, queda el recurso del turno. Nunca hay. El programa es una desgracia, no se sabe si los turnos son semanales, quincenales, mensuales o anuales. Medio electrónico no sirve.


Me voy al segundo ejemplo. Igual sistema tiene el Banco Nación para dar turnos, un daño doble, el turno imposible saber cómo funciona. Pero ponen una nota, "hoy no hay turno, intente mañana". Al otro día igual, en tres meses conseguí dos turnos, reclame al 0810. Del banco y ante mi planteo de urgencia de dinero, una operaria me aconsejó que hasta que consiga turno, le pida dinero a algún amigo y luego cuando consiga le devuelva. Que use la tarjeta de débito. Nunca imaginé que algún día la necesitaría. Estaba vencida del 2015, por teléfono la solicite y llegó. Pero oh, sorpresa, para retirarla necesito turno y así sucesivamente. 


Señora Murialdo, a usted, respetuosamente le pregunto: ¿le parece que este es un buen trato? ¿Le estoy dando la razón de por qué esos 2.500.000 adultos estamos fuera del sistema financiero? Porque no sirve. Es gastar la vida que nos queda en estar frente a una computadora tratando de pedir un turno o estar fuera del sistema. Además, bancos muy bien calefaccionados y la gente helándose en la calle muriéndose de frío, pero no de coronavirus.


Ing. Zulma Ledesma 
ingevangel@gmail.com