Señor director:


Cada vez que ocurre un evento provocado por la naturaleza, las consecuencias suelen ser dolorosas y cuantiosas cuando se trata de dinero. Estos siniestros suelen ocurrir cuando llueve más de lo normal, sismos y vientos, como el del lunes pasado, cuando el Zonda provocó caídas de postes, árboles, ramas de gran porte y daños en viviendas, en especial aquellas precarias construidas con materiales livianos como cañizos revocados con barro. Tenemos que ser crudamente realistas y no esperar que el gobierno de turno nos solucione todos los problemas. Sin embargo, es cierto que el Estado debe tener un protocolo de emergencia como una planificación sobre prevención. Por ejemplo, erradicar árboles enfermos o secos y colocar nuevos ejemplares, instruir y apoyar a personas de bajos recursos para construir viviendas o al menos un par de habitaciones con materiales resistentes. Difundir información fidedigna con respecto al estado del tiempo, porque muchas veces se dio información falsa sobre eventos meteorológicos que nunca sucedieron. Es imprescindible que toda la comunidad en su conjunto como los gobiernos provinciales y municipales, sean más exigentes con algo tan serio como lo es la prevención de siniestros por causa de eventos climatológicos o sismológicos. Esto, con la idea de evitar víctimas y gastos innecesarios.



Hugo Marín   DNI 10.891.671