Año 1950, Revista C.F. Sudamericana - Niños pobres en las calles de Buenos Aires.


En todos los pueblos de la tierra, el problema de la niñez desvalida es pavorosa. Aún en aquellos países en que los privilegiados acumulan oro y dólares en sus arcas a costa de la miseria de los demás. Esta situación no llega a tocar las fibras más íntimas de la solidaridad y caridad, siendo que los chicos serán nuestro futuro, el de nuestro planeta, que a los gobernantes poco les importa. Antes o en tiempos no tan lejanos, el reportero gráfico era quien con su cámara reflejaba esta triste realidad, muchas veces con riesgos de su integridad física, como ha pasado en muchos lugares del mundo, Argentina incluida. La información o la manera de mostrar esta cruel realidad ha cambiado. Las encuestas, estadísticas, porcentajes o números, ha provocado en la comunidad que se pierda la verdadera dimensión de cómo sufre un niño con hambre. Sólo se remiten a criticar esas encuestas no mostrando la verdadera foto de la realidad, (que muchas veces es censurada). Llegan épocas electorales y todos prometen hambre cero, pero son mentiras, porque ellos se "alimentan'' de los pobres y si son niños mejor. La misión de Reportero Gráfico es plasmar en una foto, como parte de la nota, de esta triste realidad, como miles de acontecimientos más, pero al llegar al papel, es mejor no mostrarla, vaya a saber por qué, aunque son voces a gritos. Con su cámara, los Reporteros Gráficos contribuyen a la información, educación y ver la realidad tal cual es: la foto. En los años de la década de 1950 y antes, estada prohibido, a no ser que fuera un reportero gráfico de otro país, mostrar las desprolijidades, desigualdades y ceguera, hasta las contradicciones de las prédicas de los gobernantes de turno, obvio, no se podía. En esa época una primera dama lucía costosísimos e imponentes trajes, de exclusivos modistos que acompañaban también impresionantes joyas, propias de reyes. Estos debían ser mostrados a través de la foto de un Reportero Gráfico, que nada y muy lejos estaba, mostrando la otra realidad, los niños descalzos o caras desfiguradas por el hambre, pero con una alegría de niño, que como cachetada a esos suntuosos trajes o vestidos, seguían caminado descalzos y con la panza "llena'' de hambre. Todo cambia. Cambió la edad de esos niños, hoy hombres mal alimentados, si es que viven. Pero año tras año se renueva y nunca cambian los nuevos niños que sufren la indiferencia de nuestros gobernantes y sufren el que me importa, porque el día que ellos no tengan hambre, las arcas de los poderosos se empobrecerán.



Por Leopoldo Mazuelos Corts
DNI 5.543.908