Por estos días he tenido conocimiento de una dura realidad, referida a la actitud de los jóvenes para divertirse y pasarla bien. Ellos eligen reuniones en los que reina un desenfreno total referido al alcohol, el sexo y también las drogas. Estos encuentros "previos'', ocasionales o improvisados, en domicilios particulares, me llevan a dirigirme a los verdaderos responsables: la generación de padres que están permitiendo que esto ocurra.


Si los padres no toman conciencia de los peligros que afronta esta sociedad, de la degradación del hombre (término genérico que incluye a la mujer) pronto verán el deterioro de sus hijos que creen que el placer es lo único que le da sentido a sus vidas, sin comprender que eso los lleva a la rutina y la degeneración.


Hay conceptos básicos que hay que comprender para entender qué es el hombre. Es equilibrio entre cuerpo y espíritu, y este último debe ser cuidado y alimentado para que pueda crecer, ya que allí está la nota distintiva que difiere el hombre de otras especies: su humanidad. Sin humanidad el hombre se degrada, la sociedad no crece y se impone el "vale todo''. En este ámbito también nacen otros males presentes como la intolerancia, la falta de respeto, la violencia y la corrupción en todos los órdenes.


También tenemos que tener en claro algunos otros conceptos como el de autoridad, que no es autoritarismo. La autoridad la da el reconocimiento a una conducta limpia y ejemplar. Es el camino en la vida que no da el dinero ni la popularidad, sino la sabiduría, que no solo se limita al conocimiento. Una madre humilde puede tener más autoridad que una madre con más recursos y formar hijos honestos y trabajadores, alejados del alcohol, la droga y los juegos eróticos.


Recordemos que nuestra juventud necesita ser salvada. Es nuestro futuro y nuestra esperanza!