Señor director: 


Me dirigido a a la comunidad sanjuanina a fin de manifestar mi preocupación por los diferentes hechos de agravio sufrido recientemente a la Santísima Virgen María. 


Me refiero a las acciones ofensivas a la fe de los cristianos, discrimatorias y xenofóbicas desarrolladas frente a la Catedral de la provincia de Tucumán, cuna de la independencia nacional, igualdad y libertad, como también se registraron diferentes ataques simultáneos a catedrales de varias provincias. 


Es doloroso observar acciones que nada tienen que ver con el sentir, el pensar y el hacer de la mayoría de los argentinos que, silenciosamente, construyen un país con espacio de expresión para todos. Construido sobre los cimientos de los pueblos originarios y comunidades de inmigrantes, que a lo largo de las generaciones han a prendido a convivir. Se han fundido en un pueblo pacífico con vocación por el trabajo conjunto para alcanzar el bien común. Todo esto en la búsqueda de solucionar amistosamente cualquier diferencia social, cultural o religiosa para la mejora del bien común y la superación solidaria de las dificultades. 


Por esto mismo aplaudo y acompaño el llamado masivo en las redes sociales a los católicos de todo el país y fieles de otras religiones a ponernos de pie, con la mejor arma que tenemos: la oración por la paz en Argentina y en nuestro caso, el Santo Rosario. 


Al mismo tiempo expreso mi unión al acto de desagravio convocado por el Arzobispo de Tucumán, invitando "a todos este próximo sábado 25 de marzo en iglesias, capillas, colegios, hogares, plazas, a rezar el Santo Rosario en desagravio, pidiendo por la Iglesia, la patria, y el fin de la cultura de la muerte en nuestra sociedad". 
¡Viva la Virgen! ¡Viva la Madre de Jesús!