--PRIMERA NOTA--

La vorágine informativa a la que nos encontramos expuestos en nuestro día a día, la diversidad y contraposición de opiniones sobre temas relevantes, la visión sesgada y dispar en cuanto a medidas a tomar y rumbo a seguir, son solo algunos de los motivos que me han llevado a escribir esta columna, que en su pretensión tiene por objeto resaltar por un lado las facetas de una Argentina corporativa y fragmentada, y por el otro intentar una reflexión de las alternativas de solución a las debilidades que como país nos genera esta visión.

Como suele ser productivo en estos casos, recurrí a mi viejo diccionario a los efectos de poder escribir en pos del objetivo propuesto. La definición buscada de corporativismo me indica que es:

1) La doctrina económico-social que propugna la reunión o agrupación de los individuos de una misma profesión en corporaciones.

2)Tendencia de un grupo o sector profesional a defender a toda costa sus intereses y derechos de grupo, sin tener en cuenta ni la justicia ni las implicaciones o perjuicios que puedan causar a terceros.

Sin mayores comentarios sobre la primera de las acepciones, la cual responde a una conducta gregaria del hombre, me llamó la atención la segunda, que parece estar escrita para la Argentina actual, y esto me llevó a las siguientes reflexiones

¿Por qué en nuestro país como en tantos otros aspectos de nuestras vidas somos en extremos corporativos? ¿Cuáles son los motivos por los cuales en el reclamo corporativo cualquiera sea su índole, se priorizan derechos y más derechos y nunca se depara en las obligaciones?

¿Cuáles serían las medidas en las cuales avanzar a los efectos de evitar su profundización y buscar unirnos tras un destino en común? 

Las preguntas son muchas y complejas, difíciles de responder a la vista de este innato y en algunos casos obtuso sentido de pertenencia del que padecemos. Desde el fanatismo desmedido a nuestro club de fútbol hasta la polarización sobre nuestras figuras emblemáticas, los argentinos en general pecamos de ser pasionales, corporativos y segmentados.

Este corporativismo que magnifica los intereses y problemáticas de cada uno de los sectores, priorizando soluciones parciales y perdiendo la visión de la problemática global, tiene entre alguna de sus causas y orígenes: a) Los procesos de inmigración de nuestro país y la tendencia de nuestros inmigrantes a sentirse extranjeros en suelo patrio.

En relación a esto sugiero al lector la nota "Orígenes históricos del corporativismo argentino: el rol de la inmigración masiva" de Torcuato Di Tella (1992). b) La debilidad y falta de contención de los partidos políticos: los cuales no actúan como catalizadores de los intereses particulares y sectoriales de las facciones que los conforman, lo que llevó a las distintas corporaciones a participar en forma directa en política, y c) La falta de definición, sostenimiento y visión estructural de políticas de Estado, que hacen surgir y poner en relevancia problemáticas sectoriales y particulares que en otro contexto no serían notas de tapa.

(*) Contador público nacional.