El descubrimiento en la provincia de una supuesta organización delictiva que desmantelaba y reducía automotores robados fuera de San Juan, revela la vulnerabilidad en los controles de accesos terrestres.
Resulta contradictorio que en una provincia cuyo territorio tiene un 80% de montañas y terrenos inhóspitos, ingresen subrepticiamente vehículos sin ser detectados. Más grave todavía si las rutas interprovinciales tienen puestos policiales controlar el tránsito y no existen caminos alternativos, salvo huellas difíciles de sortear.
El hecho que se investiga, conocido como la "mafia de las 4×4", revela que el secuestro de unas doce camionetas, automóviles, una maquinaria pesada de uso vial y numerosos motores y autopartes provenientes del desguace, en una bodega de Ullum, no son elementos fáciles de ocultar, aún fuera de las rutas.
La mafia de las 4X4 tampoco es un caso inédito. Todo lo contrario, se suma a un largo historial de la crónica policial de automóviles robados, varios exhibidos en playas de usados, y hasta enormes camiones capturados por los llamados piratas del asfalto, encontrados casualmente en las calles sanjuaninas.
Todo hace suponer que el tráfico ilícito es de ida y vuelta de vehículos "mellizos", es decir con documentación apócrifa o de otro rodado de similares características.
San Juan tiene un aislamiento geográfico natural, alguna vez observado como barrera fitosanitaria. La experiencia lo contradice: entran plagas y tractores, sin que nadie se de cuenta.