Poco a poco se observa una tendencia más acentuada en la enseñanza de este tercer milenio en dar mayor importancia a la educación institucionalizada y a los escenarios del momento y avances tecnológicos e incluso en reformular la escuela teniendo en cuenta la base de factores que intervienen tales como el emocional, para las formas de dar respuesta al mundo actual, aspectos de la personalidad o bien de resiliencia, para la capacidad de superar en el individuo situaciones traumáticas. Sin embargo el mayor objetivo ineludible de la escuela en todos sus niveles y para todos los tiempos, como lo fue desde sus inicios es y será "el saber para llegar a ser'' y no como se pretende hoy poner en boga, una escuela del siglo XXI que es "la del ser y no la del saber''


La posición que sostiene sus fundamentos en la inteligencia emocional y que tiene por representante a Mar Romera, docente licenciada en psicopedagogía, pretende provocar un impacto en la educación de nuestro tiempo, para niños y jóvenes, sosteniendo: ..."Los niños y niñas del siglo XXI necesitan más ser que saber, partiendo de la base de que para ser es necesario saber''. Toma el pensamiento de Jaques Delors que nos indica, según afirma: "saber ser, saber estar, saber hacer y saber convivir. En definitiva consiste en aprender a, y no acerca de''.


Mar Romera da por sentado que los niños de esta época necesitan tener las herramientas necesarias para adaptarse a los cambios, a la volatilidad de las estructuras personales, laborales y sociales. Apunta a que deben entrenar habilidades y hábitos como la persistencia, el control de la impulsividad, el compromiso, la escucha y la resiliencia (para aprender de los fracasos) y confirma su posición con la sentencia... "los niños necesitan tener las herramientas necesarias para adaptarse a los cambios''.


Antes que nada y desde el pretendido avance de tendencias, que no son escuelas de pensamiento sino intentos de innovación, notamos una profunda contradicción en su postulado inicial por cuanto a lo largo de la vida en desarrollo del educando, la instancia de aprendizaje sobre los contenidos que involucra al conocimiento, no tiene coto, es decir, no tiene límites ni término, por lo que es insostenible la posición epistemológica por la cual se prioriza al ser y no la del saber.


No cabe duda que los niños y los jóvenes necesitan tener las herramientas necesarias para adaptarse a los cambios pero aún así es primordial y constituyen las bases, que tales herramientas deben saberse en posesión de su manejo, sus fundamentos y aplicaciones; solo ulteriormente vendrá su utilización y el para qué de su implementación.


La escuela "del saber para llegar a ser'' en el Siglo XXI, es y será la que marca y define los rumbos en la educación y formación de niños, jóvenes y adultos, pues los contenidos de conocimiento y su cotejo comparativo son los que fundamentan toda teoría antes de su aplicación, vale decir, que la escuela del saber para llegar a ser, no es más que un complemento del desarrollo formativo de la persona y no la constitución misma de la persona en sí.