Próximamente el país debe decidir sobre su destino. Esta decisión mayoritaria necesita ser de alta responsabilidad teniendo en cuenta la compleja situación de crisis nacional actual que impacta fuerte y negativamente sobre la población.


Para no caer en superficialidades frente a la crisis en que estamos inmersos, es necesario interpelar a los candidatos en definiciones claras y concretas sobre los temas prioritarios que deben abordarse para la coyuntura y las políticas de estado que se adoptarán para establecer realmente las bases que consoliden un desarrollo sustentable, valorando las características y recursos que tenemos como país, afrontando las condiciones que impone un mundo globalizado.

"No se puede cuestionar ligeramente el rol de las universidades públicas sin antes poner en valor sus importantes aportes a la comunidad.''

Para quienes aspiramos a un país solidario e integrado socialmente es indudable que en la coyuntura se deben generar políticas que atiendan las necesidades primarias y urgentes de la gente. Esto se consigue construyendo un amplio consenso político y social con convicción y conciencia nacional de sus actores (Estado, capital, empresa, trabajo y conocimiento) sin lugar para especuladores de afuera o de adentro.


Entre los aspectos que hoy se discute está la educación pública y sobre todo la educación superior. Se cuestiona -al menos algunos candidatos lo hacen- su gratuidad y el rol de las universidades nacionales, cuando se sabe que siempre es posible mejorar y perfeccionar el rol que cumple la universidad pública en relación con la sociedad que la sostiene.


La condición de superación de las universidades debiera ser permanente. Lo que está claro es que el sistema público de educación superior nutre al país de profesionales de alta especialización en la mayoría de las disciplinas que son requeridas por la sociedad y se llevan adelante tareas de investigación, desarrollo y transferencia en las distintas áreas del conocimiento, donde el producto de tales actividades redunda en beneficios concretos para la comunidad. A modo de ejemplo, en nuestra provincia podemos destacar la actuación de nuestros profesionales en el campo de las construcciones antisísmicas, que con el diseño de sus normativas y códigos de planificación y edificación ha permitido que San Juan sea una provincia segura dentro de parámetros aceptables desde el punto de vista de su riesgo sísmico. Otro tanto se pude decir de la tarea que cumple la ingeniería hidráulica a tenor de nuestras limitaciones del recurso hídrico (diques, red de canales para riego, generación de energías limpias, etc.), también podríamos citar las obras singulares de nuestra red vial, los aportes al desarrollo para el sistema eléctrico interconectado nacional, nuestra particular arquitectura de zona árida, el desarrollo de nuestra agricultura con los aportes del INTA y la UNSJ, los aportes para el desarrollo de la industria minera, las actividades culturales de nuestra Orquesta Sinfónica, del Coro Universitario, actividad artística pictórica y plástica y nuestro desarrollo astronómico de nivel internacional. El aporte de ciencias sociales a las instituciones del estado para su mejor prestación de los servicios públicos como así también a la actividad privada, están entre otras muchas que realiza la UNSJ.


No se puede, por tanto, cuestionar ligeramente el rol que cumplen las universidades públicas sin antes poner en valor sus importantes aportes y contribuciones a la comunidad. La universidad pública debe ser en todo tiempo un actor importante en el diseño de las políticas de estado. Es imposible pensar en un país desarrollado sino es a través del conocimiento. Estas reflexiones, entre otras para el suscripto, son las que debieran tenerse en cuenta a la hora de decidir nuestro futuro como país.

Por el Ing. Emilio Fernández 
Docente de la UNSJ.