Problemas de conectividad y de equipamiento dificultan la educación a distancia.

Uno de los aspectos más conflictivos que la EAD (Educación a Distancia) presenta, es el alto porcentaje de alumnos que abandonan esta modalidad de enseñanza. Las consecuencias afectan no sólo al alumnado, sino a la propia institución escolar.


Para el alumno adulto, la renuncia a seguir estudiando supone la frustración de las expectativas que tenía al emprender el proceso de aprendizaje y puede ocasionarle sentimientos de fracaso personal. En cuanto a la institución, es obvio que los índices de deserción estudiantil son el principal exponente de su grado de eficacia cualitativa y económicamente.


Sin duda, tras la decisión de dejar los estudios no hay una sola causa, sino varias. El abandono es un fenómeno complejo que obedece a múltiples factores de diversa naturaleza; siempre habrá una razón que provoque el desenlace, pero se tratará de la gota que colma el vaso de una crisis previa.


Las causas fundamentales del abandono de los estudios son, entre otras: Atención a obligaciones laborales. Atención a la familia. Falta de dedicación al estudio. Falta de motivación. Imagen equivocada que se tiene sobre la institución. Dificultad en superar las pruebas. Falta de hábitos y técnicas de estudio. Inasistencia a las horas de tutoría. Ausencia de servicio de orientación durante los estudios. Distancia desde el domicilio al centro educativo. Deficiente formación básica. Dificultades de aprendizaje para asimilar el material.


Desde que se suspendieron las clases, el Gobierno nacional puso en marcha un dispositivo "on line" para buscar sostener la continuidad pedagógica. Argentina no está preparada para brindar educación virtual, a nivel básico, medio ni superior, en tiempos del coronavirus y sin el coronavirus. Un problema no menor es que la conectividad a Internet no está garantizada para toda la población, incluidos los estudiantes. El acceso a Internet es variable en cuanto a cantidad y calidad, además de las regiones y las clases sociales, pero no necesariamente calidad, porque, si vives en la periferia, por más recursos económicos que se tenga, Internet no llega o es de mala calidad. A los problemas de conectividad que poseen muchos estudiantes, especialmente los de menores recursos e incluidos los residentes en zonas rurales, se suma la insuficiente capacitación de los docentes, sobre todo los de mayor edad. En este contexto los sistemas educativos en todos sus niveles no están preparados para la educación a distancia. Los docentes se formaron para dar clases en forma presencial, no online, además no se capacitaron. Si bien se les ha impuesto hacerlo y se están creando repositorios y el ministerio lo que ofrece es un repositorio de recursos virtuales, nadie se está haciendo responsable de crear una escuela online y entornos virtuales de aprendizaje. A eso se suman problemas de orden práctico, por ejemplo, contenidos que no se pueden dictar de manera virtual, como los laboratorios de física, química o educación física.


Sin embargo, a pesar de las falencias, los especialistas también afirmaron que esta crisis es una oportunidad para reforzar los programas virtuales existentes. Argentina es un país interconectado y con un alto uso de aplicaciones digitales, pero eso no implica que se tengan las competencias para un uso educativo.


Esta situación nos ha trastocado por completo. No sólo por lo que supone para el sistema, sino porque hay que pensar en el después.


No se está diciendo que la EAD con el uso de Internet y otras herramientas digitales sea malo, lo que se dice es que sin lugar a dudas esta metodología será parte del futuro y para su eficacia pedagógica a nuestro país todavía le falta mucho.

Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista