La llegada del verano pone de manifiesto la aparición o mejor dicho el destape del cuerpo en forma parcial, esto que es consecuencia de las altas temperaturas revela la aparición de los tatuajes. Esto dibujos que han sido colocados en el cuerpo nos señalan un cambio social, y en especial en los jóvenes de corta edad (13 años en adelante), en relación al consumo de los mismos en forma masiva.

Es necesario así entender el cuerpo, no sólo como una simple armazón vital, sino más bien como un objeto que reviste en sí una esencia simbólica de su propio tiempo y espacio. Este tema que para muchos es aún en la actualidad tomado como un tema tabú, para otras sociedades no occidentales se ve como una normalidad.

Ahora bien, entendamos que la influencia de los medios de comunicación masivos, las modas como los medios informáticos han desvirtuado en muchos de los casos el verdadero sentido simbólico original para generar una cuestión de consumo masivo del mismo.

Así este símbolo se plasma en la piel puede perder el sentido en algunos casos. Sin embargo para los investigadores la influencia del mercado sólo es una mera forma de adquisición del mismo, ubicando así una cierta industria cultural del tatoo, que se aleja de lo casero.

El arte del tatuarse seguramente haya nacido con el mismo hombre, y esto se debe a que éste es un arte antiguo y milenario. Se conoce por los estudios sociales que éste tenía una función en la mayoría de los caso era seguido (o posterior) de un rito de iniciación o de transición, de tal forma que el símbolo que era grabado en la piel le permitía al individuo entrar o pertenecer a un grupo selecto, o tal vez representaba la mayoría de edad.

Un ejemplo claro está dado por algunos grupos maoríes quienes sus tatuajes representas a sus deidades que otorgan protección. 
Las celebridades y artistas de nivel internacional y nacional, se han encargado en forma visible de colocar el tatuaje como un modismo posmoderno, si bien los dibujos y símbolos grabados en sus cuerpos tienen una simbología personal (en gran caso sentimental), en algunos esto ha quedado desvirtuado en una competencia de quién lleva en su cuerpo la mayor cantidad de tatuajes.

Para terminar es muy importante destacar la tarea del tatuador, que es el artista, con sus manos lleva adelante la fusión de grabar a fuego aquel símbolo que la persona desea guardar, y de alguna forma no olvidar. Es así que el símbolo también representa un espacio de la memoria individual, pero en algunos casos colectivos (recordemos como los nazis marcaban a sus prisioneros en sus campos de concentración).

Si salimos a la calle podemos encontrar a simple vistas miles de símbolos a flor de piel desde un "te amo", un escudo de algún club, una "calavera", un "tribal", una imagen de Cristo y en algunos caso hasta un "gauchito Gil", todos reflejan diversas voces que el cuerpo grita sin voz. 
 
 
(*) Profesor del Instituto de Formación Docente en Inglés, ASIC.