La educación contemporánea, se enfrenta ante el desafío de portar una doble condición, ser de calidad e inclusiva.


"El reto para los sistemas educativos y las instituciones se sitúa en torno a la necesidad de generar experiencias que propicien saberes socialmente significativos'' (Frigerio 2008) 


El derecho a la educación implica, acordar y diseñar estrategias para promover el ingreso, permanencia y egreso de una institución educativa. De esta manera, la palabra inclusión se traduce en reconocimiento y alojar a todos sobre la base de un horizonte común: más y mejores oportunidades de aprendizaje, representando enfáticamente inclusión social. 

Una educación inclusiva demanda mayor profesionalismo de los docentes, trabajo en equipo y proyectos educativos amplios y flexibles que se adapten a las necesidades de los alumnos. 

"Una educación equitativa garantiza el acceso, la plena participación y el aprendizaje a todos y cada uno de los estudiantes, independientemente de sus diferencias personales y su procedencia social y cultural'' (Murillo 2008). No podría hablarse de educación de calidad si no se logra que todos los alumnos y no sólo parte de ellos, adquieran las competencias necesarias para insertarse activamente en la sociedad y así, desarrollar su proyecto de vida en relación con otros. La UNESCO en su informe (2005), establece tres elementos para definir una educación de inclusión: respeto de los derechos, equidad en el acceso, los procesos y los resultados y pertenencia de la educación, es decir, aquella que tienen al "alumno en el centro'', adecuando la enseñanza a sus características y necesidades. Si hablamos de una educación inclusiva implica una transformación en los paradigmas educativos considerando la diversidad.


Una educación con estas características, demanda mayor profesionalismo de los docentes, trabajo en equipo y proyectos educativos amplios y flexibles que se adapten a las distintas necesidades de los alumnos. Requiere un abanico de propuestas educativas, a fin de asegurar que todos logren las competencias básicas a través de distintas alternativas equivalentes en calidad. Son procesos y su incorporación, en consecuencia lentos. La educación inclusiva hace referencias entonces, a las necesidades de contemplar la igualdad de derechos y oportunidades para todos. Al mismo tiempo supone aludir a la exclusión. "También tienen que ver con la vulnerabilidad definida por la falta de un trabajo estable, por la precarización laboral, por las condiciones educativas, sicológicas y ausencia de un tejido social que represente un sostén''. Muy unida a estos datos está educación-pobreza. Estar escolarizado, no significa haber avanzado acorde con los niveles de aprendizaje requeridos. Diferentes autores sostienen que uno de los factores que generan segmentación social es la marginación por inclusión. Esto significa, que el estudiante no ha logrado la adquisición de habilidades básicas, como pasar de grado, sin adquirir las nociones esperadas (Gentili 2011). Una de las mayores problemáticas es la situación de riesgo educativo es decir, no haberse apropiado de conocimientos, habilidades, destrezas competencias necesarias para la participación en forma plena, crítica y educativa.


La pobreza como frontera social parece establecer límites casi invulnerables a las posibilidades de educar. 


Urge tender a superar la segmentación del sistema educativo para lograr una educación inclusiva y de calidad.