La extemporánea presentación judicial de Juntos por el Cambio contra la eliminación de las PASO, sacudió el tablero político de cabotaje esta semana. Cuando los periodistas le preguntaron a los referentes del macrismo sanjuanino sobre por qué habían decidido hacer la movida legal después de la familia Gioja y cuando habían pasado casi dos meses del trámite legislativo, respondieron con una suerte de excusas que involucraban un supuesto análisis de los abogados del frente y, además, la feria judicial. Probablemente ambas justificaciones contengan algo de verdad, aunque no alcanzan para evitar que todo mundo piense o, al menos, sospeche que hay tándem entre la familia del exgobernador y el macrismo sanjuanino. Y, aún peor, más que tándem, una subordinación a las órdenes de la familia Gioja, porque ocurrió después y casi en el mismo sentido. Es, al menos, sospechoso porque nadie olvida la amistad entre los Gioja y el senador Roberto Basualdo, padre político de Marcelo Orrego. Hay encuestas que hicieron los medios -entre otros éste- y otras que realizaron consultoras, de afuera y de San Juan, que indican más o menos lo mismo: mayoritariamente la gente opina que no quiere ir a votar una, dos, o tres veces más. No importa si finalmente se vota cuatro o cinco veces. Esa única votación extra, de volver a las PASO, es motivo de rechazo social. Y será peor al llegar la fecha de las elecciones. Hoy el tema es lejano, pero al momento de la convocatoria el año que viene cuando los ciudadanos caigan en la cuenta que tendrán que ir a las urnas una vez menos, aplaudirán la decisión del Ejecutivo y se acordarán de que la oposición, tratando de zafar de sus enfrentamientos internos, hizo todo lo posible para que existiera esa votación extra. Entonces, ¿por qué el macrismo intenta que las Primarias regresen y se expone a un enfrentamiento con la opinión pública cuando es tan obvio? En el entorno de Orrego dicen que había muchas presiones de los socios y también de los principales referentes nacionales, quienes ven la modorra local y empujan para tener al menos una chance de victoria. Si todo sale como se piensa, San Juan será una de las primeras provincias del país en enfrentar a Juntos con el Frente de Todos y una victoria temprana le viene bien a cualquiera que pretenda la Casa Rosada. Seguramente esas presiones existen, pero quienes manejan esos lugares de poder, como Orrego, tienen que aguantarlas. El metié es hacer entender al resto el momento y cuál es la mejor forma de dar los pasos, algo que a la oposición en San Juan le cuesta desde siempre. 

Como ya se ha dicho varias veces en estas columnas, es la primera vez que la oposición puede ostentar más de un candidato a Gobernador. No pasó mientras lideraba Basualdo, por ejemplo. Orrego fue candidato y perdió frente a Uñac, después buscó la diputación nacional y ganó, pero en el momento en el que intentó llegar al sillón de la calle Paula, no había otro que tuviera las jinetas como para competirle, excepto Basualdo, ya casi retirado para aquella época. Ahora está Fabián Martín. El intendente de Rivadavia, aunque no lo menciona micrófono en mano, se propone y tiene un plan que, por ahora, está supeditado a lo que diga Orrego. Y Orrego no dice nada. Si las elecciones del año que viene son en distinta fecha a las nacionales, habrá chance de que Martín u Orrego sean candidatos en ambas contiendas electorales. Puede ser que Orrego encabece la lista de Gobernador y que luego termine como postulante a una senaduría, si es que pierde, obviamente. Y es posible también que el candidato sea Martín a la Gobernación y que después Orrego, con menos campaña y desgaste encima, termine como postulante a la Cámara Alta. Lo cierto es que, por lo bajo, en JxC ya especulan con el escenario que planteará Orrego: si Uñac llega con aire y en la oposición no ven chances de victoria, el candidato será Martín. Al contrario, si la ola nacional de cambio viene fuerte y ven alguna oportunidad, el candidato será Orrego. ¿Egoísta? Para nada. Es política, y en política suele no regalarse nada. Si le preguntan a Basualdo, él prefiere dejarle la banca a Orrego, aunque no lo dirá micrófono en mano. Es la discusión de fondo: ¿Martín será otra vez moneda de cambio como ya le pasó con la candidatura a intendente o como postulante a la diputación nacional? ¿Es una sociedad o todos son sacrificables para que Orrego llegue el año que viene o cualquier otro? Todas preguntas que implican decisiones.
Incluso le pasará a Martín en Rivadavia. Todo parecía indicar hasta el año pasado que el sucesor en el municipio será el diputado provincial Sergio Miodosky, pero apareció la diputada Nancy Picón. Martín propuso que ella fuera candidata a diputada nacional en lugar de Susana Laciar y no logró imponerse a Basualdo, que fue quien impulsó a la ahora legisladora nacional. Ambos -Miodosky y Picón- tienen virtudes y defectos: el vendedor de autos figura en alguna que otra causa judicial y eso podría aparecer en campaña. Es esquivo a la gente y la gente lo percibe. Ella, por su parte, tiene mejor trato con el vecino, más trabajo en la Cámara de Diputados, pero mide menos que Miodosky, a pesar de que el legislador tampoco explota en los sondeos. Parte del equipo de Martín la prefiere a ella, aunque admiten que la confianza total estaría depositada en el dueño de la concesionaria. Es decir, también Martín tiene sus propios demonios que no termina de resolver. Alguien en el peronismo dijo hace un par de semanas que le van a poner todo lo que tengan a Rivadavia y que se viene una renovación importante de candidaturas. Algunos lo mencionan al presidente del Partido Bloquista, Luis Rueda, y otros a un ministro/ministra del Poder Ejecutivo, aunque no soltaron prenda de quién podría ser. Todo es posible y Martín lo sabe.


En resumidas cuentas, la denominada oposición sanjuanina dio un paso hacia el kirchnerismo, que fue el que propuso y sostiene las PASO, veremos cómo le cae eso al electorado, además de los dilemas internos para impulsar candidaturas.