Esta semana, la publicación del Indec ubicando a San Juan entre los tres distritos más pobres del país y 15 puntos por encima de la media nacional, nos ha asombrado y preocupado, pero hay un dato de la misma estadística que es peor: de la población que se encuentra en edad de trabajar, sólo lo hace o lo intenta hacer menos de un tercio del total. Así, es legítimo leer que el peso del mantenimiento de nuestra sociedad es cargado por muy pocas espaldas. Nuestra inquietud surgió a partir de la aparente contradicción de que el índice de pobreza de San Juan fuera tan alto y el de desempleo tan bajo, dado que es común entre nosotros dar por ciertas varias falacias, una de las cuales es creer que reducción del índice de desempleo es igual a creación de puestos de trabajo. Otra es creer que disminución del índice de desempleo equivale a estar mejor económicamente. Esto puede ser así pero no necesariamente, o no siempre. Pero dejaremos eso para más adelante. Indagando entre los números, debimos hacer consultas a especialistas antes de escribir este artículo porque notamos que en la planilla del instituto de estadísticas figura que para San Juan, en el cuarto trimestre de 2016, la Tasa de Actividad es de apenas el 33,6% cuando la media de los 31 aglomerados urbanos considerados es de 45,3%. La Tasa de Actividad mide la relación entre la población económicamente activa (PEA), que es el conjunto de personas que tienen o buscan trabajo y la Población en Condiciones de Trabajar (PET), que en nuestro país son los mayores de 14 años y hasta la edad de las jubilaciones. O sea, el conjunto de personas en condiciones de trabajar (PET), es naturalmente mayor que el de personas que tienen o buscan trabajo. Dicho de otra forma, en San Juan sólo un tercio de los que podrían trabajar intentan hacerlo y los otros dos tercios no. Investigar las razones de este fenómeno debiera ser trabajo de expertos porque es una cosa grave, muy grave, a tal punto que estamos en el penúltimo escalón nacional sólo detrás de Formosa que tiene una Tasa de Actividad del 29,9% siendo la media como ya apuntáramos, del 45,3%, la de Mendoza del 45,5% y San Luis 39,6% para completar la región de Cuyo. 

De la población en edad de trabajar, sólo lo hace o lo intenta menos de un tercio del total.


Hay otra conclusión tremenda. Dado que la tasa de actividad es la relación que ya dijéramos, el cociente entre todos los que están en condiciones de trabajar y los que lo hacen o desean hacerlo, a ese número, 33,6%, le debemos restar el proporcional de los que deseando hacerlo no trabajan, que es el índice de desempleo, lo cual nos reduce el porcentaje real de trabajadores por debajo del 30%. No cabe duda que esa es y, lamentablemente seguirá siendo, la razón por la cual la pobreza de San Juan es alta porque, sin que este periodista conozca las causas, esta situación, por su tamaño, da la sensación de ser estructural y tal vez hasta cultural. Revisando viejas estadísticas, también se verifica que nuestra querida provincia siempre tuvo niveles de pobreza mucho más altos que sus vecinos de Cuyo pese a que no siempre tuvo mayor desempleo. Ahora viene la explicación de una de las paradojas. Dado que la Población Económicamente Activa representa el universo de los que trabajan y los que desean trabajar pero no lo consiguen, cuando este porcentaje baja, generalmente es porque el que busca trabajo se cansa y decide abandonar la idea para dedicarse a otra cosa, por ejemplo, a estudiar. Esto suele ser estacional y se percibe que a principios de cada año, muchos individuos se dicen a sí mismos: este año debo trabajar. Cuando avanza la temporada y llegamos a eso de abril, el golpear de puertas y presentación de currículums no tuvo resultados, viene la decepción y, como algo hay que hacer, aparecen otras inquietudes mientras se espera nuevas oportunidades que se imaginan para más adelante. Esto se verificaba claramente cuando el Indec publicaba periódicamente los datos de dos ondas anuales, algo que ahora se vuelve a hacer como antes esperándose aproximadamente para agosto el resultado de la Encuesta Permanente de Hogares de junio. Pero mejor si vemos un ejemplo ficticio. Supongamos que en una ciudad A hay 100 habitantes y que sólo 40 tienen trabajo o desean trabajar constituyendo la Población Económicamente Activa (PEA). Tres de ellos no consiguen emplearse por lo que el índice de desempleo da 3%, 37 que tienen empleo y 3 que queriéndolo, no lo consiguen, es decir, un índice bien bajo. Al lado hay otra ciudad B en la que también hay 100 habitantes pero allí entre los que tienen empleo y los que lo desean (PEA) suman 80 y tienen trabajo 70, por lo que el desempleo nos dará 10%, más del triple de la ciudad A. En ciudades del mismo tamaño, una tiene 70 personas trabajando y la otra 37. ¿Cuál tiene menor desempleo? La de 3%. ¿Cuál tiene más desempleo? La de 10%. Pero resulta que en una hay más personas trabajando que en la otra, 70 a 37, de modo que es fácil darse cuenta de que el dato de desempleo en sí mismo, sin tener en cuenta a la Población Económicamente Activa, puede inducir a conclusiones tan mentirosas como en este caso en que la ciudad B tiene más gente trabajando (70) pero mayor desempleo; y la ciudad A menos gente trabajando (37) y menor desempleo. Otra cosa muy distinta es considerar si en un lapso se crearon o no puestos de trabajo, dato objetivo que se mide por la recaudación de los aportes a la seguridad social, Anses. Este número es exacto y no invita a confusiones para evitar otra paradoja, que en una de nuestras ciudades imaginarias pudo haberse destruido puestos de trabajo y, no obstante, bajar el índice de desempleo y en la otra, al revés, creado puestos de trabajo y subir el desempleo.

Esta paradoja es bastante comprensible porque cuando hay trabajo es posible que más gente de cada casa salga a buscar mientras que, por el contrario, cuando no hay oportunidades, nadie nuevo sale al mercado laboral. Finalmente, que en San Juan la pobreza dé tan alta pese a que el desempleo dé bajo no es una incoherencia. Sí es verdad que no se ven en la sociedad fenómenos que generalmente acompañan semejante porcentaje de pobres, y que ya hemos visto en otras ocasiones. Eso es lo que extraña a la vista. Este dato debe ser importante para el gobierno, sobre todo en estos días en que las autoridades se ven presionadas por los gremios estatales que piden recursos. El problema está en la calle y no adentro del Estado.