El científico chino He Jiankui asegura que realizó experimentos de modificación genética en humanos.

El mundo comenta en estas semanas la noticia de un hallazgo científico de grandes dimensiones: científicos chinos habrían producido por vez primera en la historia, bebés modificados genéticamente.


Según afirma He Jiankui, cabeza del equipo chino, habrían obtenido los primeros bebés - dos gemelas, Lulu y Nana - modificados genéticamente desde su estado embrionario. El genoma fue modificado tras la fecundación in vitro, con la herramienta de edición genética CRISPR. El objetivo perseguido es hacer a las niñas resistentes al sida, dado que su padre es portador del virus causante de esta enfermedad.


¿Lo que las técnicas permiten, son susceptibles de una valoración ética? Claro que sí. Y por qué los temores? Son fundados ciertamente. Desde el punto de vista ético, y también científico, el nacimiento de estas niñas supone un gran impacto, ya que sería la primera vez que la edición genética germinal (en gametos o embriones tempranos) da lugar al nacimiento de seres humanos. Cabe mencionar aquí la diferencia entre la edición genética somática y la edición genética germinal. En la primera, se modifica el genoma en individuos que ya han alcanzado un cierto grado de desarrollo, normalmente ya nacidos. Hace posible que se puedan evitar aberraciones genéticas que trunquen o afecten gravemente el desarrollo del organismo. La edición genética germinal, por el contrario, implica que los cambios realizados pasarán de generación en generación, y conlleva serios riesgos de seguridad, ya que la acción de CRISPR todavía no está del todo bien controlada y nuestro conocimiento del genoma es limitado. Pero hay otro problema. Abriría la puerta a la producción de los llamados "bebés de diseño'', en los que las modificaciones no se realizarían para curar una enfermedad, sino para obtener distintas "mejoras'' en el bebé. Uno podría desear un niño de ojos azules y rubio, o de 1,90 metros de alto. Por eso la experiencia de He Jiankui es hoy tan criticada. Y en este caso, las gemelas nacidas no padecerían enfermedad. Se les ha dotado de un rasgo genético "preventivo''. Y esto ya plantea interrogantes éticos incuestionables. Además, nada se dice del eventual consentimiento de los padres. La edición genética de seres humanos lleva produciéndose más de tres años, desde que en abril de 2015 científicos, también chinos, anunciaran haber modificado el genoma de embriones humanos no viables, aunque luego utilizaron embriones sanos. Algunos son embriones sobrantes de tratamientos de fecundación in vitro, mientras que otros son producidos expresamente como sujetos de investigación. Según nuestra mirada, el uso y destrucción de embriones humanos en investigación es moralmente inaceptable. Si la edición genética germinal podría algún día ser segura basándonos sólo en estudios con animales es algo incierto, pero ello no justifica el sacrificio de vidas humanas con este fin, máxime teniendo en cuenta que la modificación genética germinal no responde a las necesidades médicas de pacientes existentes, sino al deseo de los padres de concebir hijos, como mínimo, perfectamente sanos. Si bien este deseo es legítimo, los medios no se justifican por el fin, sino que deben ser justificados en sí mismos. Lo mejor sería que estas experiencias no se realicen con embriones humanos sino en modelos animales, aunque no existan garantías de que pueda alcanzarse seguridad suficiente. Esto lo enfatiza el excelente bioeticista Justo Aznar, de Valencia. La posibilidad de intervenciones con el "deseo'' de un niño perfecto - a mi medida -, no justifican dichas intervenciones de selección. Lo prohíbe la dignidad del ser humano. Una cosa es la terapia, buena en sí; otra distinta es la mejora, de suyo cuestionable.

Por el Pbro. Dr. José Juan García
Vicerrector de la Universidad Católica de Cuyo