Roma se lo toma con humor. Un mural que muestra a Matteo Salvini, el primer ministro de Italia, junto a un gato, sacándose una selfie en el "balcón de Mussolini', es furor en la Península. 


Este domingo finalizan las elecciones para el parlamento europeo y esta vez no se trata sólo de renovar bancas para una cámara abúlica, en la que languidecían políticos premiados con un retiro dorado de cinco años, sino que de la mano de la renovación parlamentaria llegarán probablemente nuevos temas y polémicos debates. En un contexto de conflicto, con Estados Unidos y China que batallan por la primacía económica mundial y con potencias como Rusia -que debe definir su papel global- y Gran Bretaña -que tras el Brexit no encuentra su lugar en el mundo- que hacen su juego, la Unión Europea debe definir su futuro y con él su forma de relacionarse con un mundo que parece rescatar los viejos pilares de las teorías mercantilistas del siglo XVI, actualizando el conflicto internacional, la competencia económica y el proteccionismo arancelario.


Y es que en el europarlamento encuentran su representación los 27 miembros de la Unión Europea, lo que lo convierte, con sus 751 diputados, en el segundo más grande del mundo, sólo superado por el de la India, y con la mayor representación multinacional.


En él -aparte de elegir al presidente de la Unión Europea y aprobar o rechazar la conformación de la Comisión Europea, es decir los miembros del poder ejecutivo de la Unión- se aprueba el presupuesto con el que funcionará y se tratan los temas que más importan a los ciudadanos hoy, la inmigración y el terrorismo, hasta los ya habituales, como la crisis económica y el desempleo.

"No habrá unidad entre soberanistas, conservadores y euroescépticos, pero sí impondrán agenda."

Los eurodiputados, una vez elegidos, no sólo representan a sus partidos nacionales, sino que conforman sus propios bloques, llamados "grupos", que se diferencian por su ideología. Así tenemos el Grupo del Partido Popular Europeo -PPE-, de tendencia populista y de centroderecha, que es el mayor de todos con 216 escaños, siguiéndole el izquierdista Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas -SD-, con 177 diputados, y otros grupos más donde encuentran su representación todas las ideologías: conservadores euroescépticos, liberales europeístas, soberanistas e identitarios, izquierda ecologista, regionalistas y hasta los integrantes del Partido Pirata Europeo, que defienden el derecho a la información y la democracia directa.


Pero la atención esta vez está puesta sobre los soberanistas e identitarios que están repartidos en dos de estos grupos: los llamados "Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa". Son euroescépticos y populistas de derecha, como el italiano Movimiento Cinco Estrellas, Alternativa por Alemania o algunos diputados del Partido de la Independencia del Reino Unido. Y el "Grupo Europa de las Naciones y de las Libertades", el más observado de todos por su tendencia soberanista, identitaria, conservadora, antiinmigracionista y fuertemente euroescéptica, integrado por partidos consolidados como el francés Agrupación Nacional de Marine Le Pen, el Partido de la Libertad austríaco de Heinz-Christian Strache, la Liga Norte italiana de Matteo Salvini y el Partido Azul de la estrella en crecimiento de la política alemana, la carismática Fraunke Petry.

"Liberales y socialistas temen una injerencia rusa a través de Viktor Orbán, Matteo Salvini y Le Pen"

Pero ¿qué son los movimientos soberanistas e identitarios? Son los movimientos que ideológicamente buscan recuperar las identidades nacionales europeas que se sienten amenazadas por el capitalismo, el globalismo y la inmigración.


Si bien no se espera una marea de votos hacia los partidos que integran estos dos grupos, sí se espera su consolidación e incluso su crecimiento en la eurocámara, lo mismo que se especula con la fractura del Partido Popular Europeo, que impulsa la salida de su bloque de Fidesz, el partido húngaro del conservador primer ministro Viktor Orbán, que se podría convertir, para el trato de muchos temas polémicos, en un refuerzo esperado para los euroescépticos y soberanistas. Y es que Orbán se ha alejado de muchas de las posiciones liberales de los populares europeos, si hasta la misma constitución de su país comienza con la frase "Dios salve a Hungría", lo que precisamente no la asemeja en nada a los valores fundamentales de la Unión Europea, y no sólo por su referencia a Dios sino, fundamentalmente, por su referencia a un concepto de nación entendida como una unidad étnica, es decir biológica y cultural, muy lejos de la inmigración y el multiculturalismo.


Putin y Trump también estarán de alguna manera presente en el parlamento futuro ya que liberales y socialistas temen la injerencia rusa o estadounidense a través de Orbán, Salvini y Le Pen. Esto se debe a las similitudes ideológicas que todos estos presentan y que naturalmente los acercan. El propio Orbán pide que se reconozcan los derechos rusos sobre la península de Crimea y exige a coro, junto con Salvini y Le Pen, que la Unión Europea levante las sanciones económicas que pesan sobre Moscú. Esto no queda allí. Orbán viajó recientemente a Washington y mostró simpatías y coincidencias con Trump, las mismas que tienen Salvini o Andrzej Duda, el presidente de Polonia e integrante del partido nacionalista católico Ley y Justicia.


No sólo los globalistas y liberales del PPE que gobiernan desde Bruselas, sino también sus principales opositores, el izquierdista SD, ven en la unidad de los soberanistas la máxima amenaza. Es que estos temores quedan totalmente reflejados en la reciente conferencia de prensa que brindó Jordan Bardella, el joven candidato de sólo 23 años y descendiente de italianos que encabeza la lista de Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, cuando asegura que en esta elección "hay dos bloques, el mundialista que encabeza Macron, una huida hacia adelante federalista, que quiere transferir soberanía a Bruselas, y nosotros que defendemos una Europa de las naciones, ese despertar de pueblos que encarnan Salvini en Italia, el Brexit o Trump". Y si bien las diferencias entre soberanistas, conservadores y euroescépticos les impiden la unidad, sí podrían constituir un bloque con los parlamentarios suficientes como para imponer la futura agenda.
 

  • Dos argentinos en carrera 

­Cuando hoy Italia cierre la votación a las 22h local no sólo será el último país en hacerlo, sino que quizá arroje como sorpresa que un argentino se convierta en el último diputado en ingresar al parlamento. Y es que entre las curiosidades que entrega esta elección es la participación de dos argentinos. Uno es el bisnieto porteño de Benito Mussolini, Cayo Julio César Mussolini Vallejos, como candidato por Fratelli d'Italia, un partido soberanista, contrario a las cuotas de inmigración que impone la UE, y la otra es Mónica Silvana González, integrante del Partido Socialista Obrero Español, que por el contrario, apoya la diversidad y las políticas migratorias amplias. En las diferentes posturas de estos argentinos se encierra el devenir de Europa.