Los millennials o también llamados Generación "Y" son las personas nacidas entre los años 1980 y 2000. Los que ahora se encuentran entre los 20 y 35 años de edad, y representarán la población mayoritaria en el mercado laboral desde el año 2020. Conviven con los "Baby Boomers", nacidos entre los años 1940 y 1960, y la Generación "X", entre los años 1960 y 1980 (Cataldi & Dominighini, 2015).


Los millennials en cifras se pueden describir como que el 85% desea un rápido desarrollo profesional, el 56% desea oportunidades de movilidad internacional y el 97% le requiere a las empresas donde se desempeñan reglas de juego claras para poder progresar. Asimismo,se caracterizan por ir detrás de un plan de carrera profesional de manera de influir en las organizaciones, mediante una formación permanente que les confiera reconocimiento personal a sus logros (Álvarez Monzoncillo & de Haro Rodríguez, 2017).


Sin embargo, tienen un alto conflicto intergeneracional, porque, por ejemplo, la mayoría de las empresas no cuenta con directrices claras para los cargos de sus empleados, y no consideran tan importante la demanda de un rápido desarrollo profesional de sus trabajadores o de la tecnología de sus organizaciones. Por lo que los millennials cambian rápidamente de empleo ante la falta de trabajo gratificante, de salarios magros o de bajas posibilidades de desarrollo tanto personal como profesional (Walters, 2018).

Se caracterizan por ir detrás de un plan de carrera profesional de manera de influir en las organizaciones, mediante una formación permanente que les confiera reconocimiento personal a sus logros.

Para el año 2020, un tercio de la fuerza laboral mundial estará formada por estos jóvenes. Muy por el contrario de estar pensando en la jubilación a los 60 años, su carrera laboral la conciben como caminos cambiantes de pasos desiguales y pausas regulares. A su vez, consideran trabajar más allá de los 60 o 70 años, y muchas más horas a la semana que sus otras generaciones (Varas & Yáñez, 2016).


Así es como sus prioridades a la hora de la búsqueda laboral es la de ganar dinero; contar con seguridad laboral; tener tiempo libre y para vacacionar; e interrelacionarse permanentemente con otras personas (Manpower Group, 2016).


No obstante, esta maratónica carrera que comienzan en el mundo laboral, los motiva principalmente a tomarse reiterados descansos en diferentes momentos del año. Las mujeres planean tomarse más tiempo para el cuidado de sus hijos, padres, etc., y los hombres para el deporte y el ocio. Hecho que lleva, ya, a una disparidad entre el hombre y la mujer para, por ejemplo, el cuidado de un bebé. O bien, a diferencias en la pareja, en el que ambos géneros tienen bien en claro priorizar el tiempo para sí, pero de formas diferentes (Cartagena Ruiz, 2017).


Por lo que los grandes desafíos son para el Estado, instituciones educativas, empresas, organismos públicos y privados. Los que deben adecuar sus estructuras como así también sus recursos humanos para poder atender las demandas de estos jóvenes trabajadores conectados a la tecnología permanentemente, con estrategias de comunicación y socialización muy diferentes, con gran capacidad multitarea, y con una fuerte orientación principalmente hacia los fines y objetivos de su quehacer diario (Martín & Rubio, 2015).


Como en toda sociedad, la persona humana es lo más valioso. Se requerirá, entonces, de una formación integral para los millennials, basada principalmente en actividades que los lleve a potenciar sus valores éticos y morales. Pues así, se consolidarán organizaciones éticamente responsables, capaces de poner freno a una sociedad cada vez más fragmentada, y dar lugar a procesos de integración social cimentada en la ética y en la moral, tratando de desalentar la desenfrenada carrera por la obtención de satisfacciones puramente materiales (Chirinos, 2009).



Por el Dr. Claudio Larrea 

Rector de la Universidad Católica de Cuyo.