Parecía que la relación entre el giojismo y Ruperto Godoy se había recompuesto, pero dos hechos políticos ocurridos en los últimos días, y uno más que aparentemente se viene, dicen lo contrario: primero Godoy fue nombrado miembro del Consejo de la Magistratura, el órgano donde se decide el futuro de los jueces federales, nada más y nada menos. ¿Porqué esto lo separa de José Luis Gioja? Por no haber llegado de su mano, primero, y por no haber avisado antes, segundo. Acto seguido, un viejo aliado de Gioja como el +Lucho+ Salcedo Garay se animó a decir públicamente que seguirá al senador si es que hay interna en el PJ, y que bajo ese mando quiere ser candidato a intendente de Rivadavia. Y, como si eso fuese poco, parece que en el entorno de Godoy están preparando una arremetida política y ¿judicial? sin precedentes: quieren plantear modificaciones a la ley que rige las PASO en San Juan. ¿Se viene otra la pelea? Parece.
En los últimos años, Gioja y Godoy han tenido más de un desencuentro y todos basados en el mismo concepto: Godoy se metió en el sector más duro del kirchnerismo donde no quieren a caudillos provinciales, entre otros, como al Gobernador de San Juan. Buena parte del giojismo le reprocha al senador no haber defendido el proyecto provincial y la figura de su líder en Capital Federal cuándo lo más duro del mundillo K arreciaba en críticas hacia las provincias, y en particular la liderada por Gioja. Y Godoy le achaca al mandatario provincial no dejarlo jugar individualmente, más algunas diferencias ideológicas nacidas en el tiempo que el legislador lleva en Capital Federal. A juzgar por éste cronista, es posible que ambos tengan un poco de razón.
Desde los tiempos del escándalo mediático por la adolescente Micaela Lisola, la chica que denunció que autoridades del colegio secundario de la Universidad Católica de Cuyo la sancionaron por intentar formar un Centro de Estudiantes, hasta hoy, la verdad es que la relación parecía haber mejorado. En aquel momento casi todos los mediáticos K tomaron ese tema para hablar del "caudillismo" peronista provinciano, y el "poco espacio al progresismo juvenil que hay por estas tierras", todo responsabilidad de Gioja que, dicho sea de paso, se enteró de lo ocurrido por los medios. El giojismo apuntó contra Godoy por el fogoneo de ese caso en los medios nacionales y nunca le perdonaron esa "traición".
Después vinieron tiempos de paz hasta que otra vez Godoy dio muestras de individualidad: hace unas semanas, casi en el mismo momento en el que Cristina Fernández apretaba el botón para el histórico lanzamiento del Arsat-1, Godoy entraba a la mismísima oficina de la Presidenta para recibir de boca de CFK que iba a ser nominado y finalmente nombrado miembro del Consejo de la Magistratura. "Bueno, después quiero hablar con usted de política", le habría dicho Godoy a Cristina, quién le dio media palmadita en la espalda, se rió, y le respondió con un "puede ser". Dicen en Casa de Gobierno que de los resultados de esa reunión se enteraron por los medios, lo que implica en sí mismo un acto de traición, al menos a ojos partidarios. Nadie sabe si antes de ese encuentro alguien de Buenos Aires llamó a San Juan para comunicarle la novedad a Gioja, pero es algo que muy difícilmente se pueda comprobar. La individualidad en partidos como el Justicialista es penada casi con la muerte. No hay verticalismo más fuerte que el del PJ, y todos lo aceptan de esa forma.
Ahora se vienen otros enfrentamientos: en el entorno del senador están pensando pedir públicamente modificaciones a la ley que rige las PASO en la provincia, bajo el argumento de que no permite la participación de los que perdieron. La ley de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias dice que en el acta constitutiva de cada frente político los partidos que integran ese frente establecen en una negociación la proporcionalidad que regirá la distribución de los cargos. En las PASO anteriores ese número se acordó en un tirano 80-20; es decir, el 80% de los cargos para el partido ganador, y el 20% para el que pierde. Lo hizo así el oficialismo, y también la oposición o, al menos, el Frente para el Cambio. Godoy y su gente quiere que se aplique otro sistema, como el D’Hont, por ejemplo, que asegure que todos los partidos que se presenten obtengan una tajada de la torta. La motivación es muy obvia: un cargo de concejal en cualquier departamento es oro en polvo para un sector que todavía no tiene nada. El pedido, razonable pero tramposo a la vez, tiene claroscuros interesantes: bajo esa idea no habrán 5 listas, habrán 50 o más, porque les acerca a los que no tienen nada la chance de obtener algo de estructura del Estado. Pero podría entregarle a esos partidos una estructura que, tal vez, nunca merecieron, porque no tienen la representatividad para ello. Y, a su vez, resulta apropiado para incluir a más sectores, lo que en épocas democráticas no suena tan descabellado. Fuentes allegadas al senador dijeron esta semana que pedirán la modificación, aunque saben que están en líneas distintas con el Gobierno provincial. Se verá.
Por ahora Ruperto Godoy parece tener el cielo kirchnerista ganado, lo del Consejo de la Magistratura es un claro ejemplo de ello. Hay que ver si ese cielo continúa liderando después de la elección del año que viene, o hay cambio de rumbo, incluso dentro del mismo kirchnerismo. Si son ciertas las informaciones que dicen que Daniel Scioli ya es el candidato de Cristina, Godoy tendrá problemas, y si no es cierto y termina el kirchnerismo puro dominando todo, Gioja tendrá la oportunidad de reacomodar su discurso, eso también es cierto. Pero como la política es tan dinámica, es muy probable que la próxima elección los junte, quién sabe.
