La Estancia Manantiales tiene una importancia histórica y cultural para los sanjuaninos

En el sudoeste de la Provincia de San Juan, la cordillera de los Andes se expresa con toda su majestuosidad. Sin embargo, ningún paisaje "habla''. Y, de ahí en más, la apariencia de la Estancia Manantiales que contiene esa región puede engañar, porque -a simple vista- parece desolada, hostil e inerte. Pero cuando se lo camina y observa se abre paso al asombro, manifestado por una enorme diversidad de especies adaptadas a condiciones de vida extremas. Desde diminutas plantas que forman cojines con flores bellísimas hasta el misterioso gato andino. Las montañas tienen nombres, algunos famosos, como el del cerro Mercedario (6.770 msnm) que se levanta imponente en el Cordón de la Ramada, tan querido y respetado por los andinistas. Y, justamente, entre cerros y valles hay yacimientos paleontológicos, ricos en fósiles que permiten seguir reconstruyendo la vida del pasado para comprender mejor la del presente.


Este es un paisaje con memoria añeja, porque distintas sociedades humanas lo han poblado desde hace más de 8.500 años, dejando testimonios materiales que han sido estudiados por numerosos y prestigiosos arqueólogos. En algunos de sus sitios de ocupación han quedado sus grabados rupestres y, en otros, enterratorios que alimentan los enigmas acerca sus creencias sobre el más allá. El pasado huarpe sigue latiendo, y su dios Hunuc Huar sigue velando las cumbres nevadas. Las mismas que producen los chorrillos y arroyos que nutren de agua pura al gran río San Juan. El mismo que que generosamente da de beber a tanta gente, y que, a la vez, riega sus afamados viñedos y olivares.


El Ejército de Los Andes


En esta tierra la historia cobra vida y emoción. En 1817 unos 5.500 hombres decidieron unirse para conformar el legendario Ejército de los Andes. Y a diferencia de muchos otros, no lo hicieron para conquistar tierras y someter a otros pueblos, sino para dar la libertad a Chile, Perú y Ecuador, consolidando la de la Argentina y abonando la del resto de Sudamérica. Aquel ejército de criollos, europeos, aborígenes, negros y mulatos fue multinacional y multirracial, con personas de todas las clases sociales, pero unidos por los mismos ideales. José de San Martín lideró personalmente la columna principal que atravesó la estancia Manantiales, mientras otras cinco columnas lo hacían por otros distintos pasos.


Al pie del Mercedario


Con Bernardo O'Higgins acamparon al pie del Mercedario antes de cruzar la cordillera con sus hombres. El Libertador no solo llevaba cañones, fusiles, pólvora y balas. También, 700 libros de su biblioteca personal. Tras las victorias militares, con ellos obtuvo otras culturales y educativas, fundando una biblioteca en Santiago de Chile y otra en Lima, porque afirmaba que "Las bibliotecas, destinadas a la educación universal, son más poderosas que nuestros ejércitos". Eso dice mucho acerca de sus tácticas y estrategias para construir las bases de un futuro promisorio.


 Proteger el parque natural y cultural
 

En este tiempo que nos toca, tenemos una oportunidad que también es histórica: la de proteger este escenario fabuloso a través de un gran parque natural y cultural. Esa sería una poderosa señal de los sanjuaninos al mundo, porque materializarían la inteligencia de apostar a un desarrollo sobre la base de la conservación de la naturaleza y del patrimonio cultural. Porque la conservación también motoriza la economía, asegurando los bienes y servicios que brindan los ecosistemas y abre un diversificado abanico de alternativas para el turismo sostenible. Hay más de 5.500 razones para concretar este gran homenaje y salvaguardar el escenario de la mayor epopeya nacional.

Por Claudio Bertonatti 
Naturalista y museólogo