Kamala Harris, el as en la manga con el que Joe Biden quiere disputarle la presidencia a Donald Trump.


A veces, la opción más obvia lo es por una razón. Kamala Harris era una de las favoritas a convertirse en la compañera de candidatura para la Casa Blanca de Joe Biden desde el momento en que este anunció en marzo que escogería a una mujer. Harris era una opción segura y práctica. Y ahora también está en posición de convertirse en su heredera natural en el Partido Demócrata: ya sea dentro de cuatro años porque Biden pierda las elecciones este noviembre, o porque gane y no se presente a la reelección en 2024; o en ocho años si Biden gana y cumple dos mandatos.


Eso es por lo que quizá pareció haber tantos intentos de rebajar su ego o fomentar a otras candidatas durante el pasado mes. Esta fue, de hecho, la primera batalla para la futura nominación presidencial demócrata y Harris -cuyas ambiciones son claras- ha dado un paso en la competición. Pero evaluar los futuros nominados demócratas es una batalla para otro día. La cuestión acuciante para el partido en este momento es cómo Harris puede ayudar a Biden a conquistar la Casa Blanca.


He aquí tres fortalezas que aporta a la candidatura y, quizá, algunas preocupaciones que los demócratas pueden tener y que podrían beneficiar a Donald Trump. Por decirlo claramente, el Partido Demócrata actual no se parece en nada a Joe Biden. La formación es joven y étnicamente diversa. Era una cuestión obvia que la presunta candidata a la vicepresidencia tenía que ser alguien joven y, bueno, menos blanca para tener una fórmula presidencial que reflejara a la gente que va a votar por ella. Harris, cuyo padre nació en Jamaica y su madre emigró a Estados Unidos desde India, cumple a la perfección con este requisito. Se ha convertido tanto en la primera mujer negra como la primera asiática-estadounidense en estar en una candidatura presidencial de un gran partido. Y pese a que a sus 55 años no es precisamente joven, comparada con los 77 años de Bien, Harris es absolutamente vivaz. El martes por la tarde, antes de que fuera anunciada como la elegida por Biden, Harris tuiteó sobre la necesidad de diversidad en los puestos de liderazgo del partido.


"Las mujeres negras y de color han estado subrepresentadas en cargos electos, y en noviembre tenemos una oportunidad de cambiar eso", escribió. Resulta que Harris podría ser directamente responsable de parte de ese cambio.

AGRESIVIDAD

Uno de los roles tradicionales de un vicepresidente como compañero de candidatura es "ensuciarse" con la oposición. Mientras que la persona que lidera la candidatura suele evitar los enfrentamientos que desgastan, el "número dos" se rompe los nudillos con la oposición. Por ejemplo, en 2008, Sarah Palin, la compañera de fórmula presidencial de John McCain, candidato republicano, estuvo más que a la altura de su apodo, Sarah "la barracuda". Y si esta es una tarea que recae sobre Harris, su historial sugiere que no defraudará. Biden sin duda recuerda que Harris fue contra él durante el primer debate de las primarias demócratas en julio de 2019, criticando su oposición al busing, los planes de transporte y distribución de niños por escuelas públicas que trataba de corregir la segregación en los años 70.


Harris también ha demostrado ser una interrogadora agresiva y decidida durante su periodo en el Senado estadounidense. Donald Trump claramente lo recuerda: este martes, manifestó que pensaba que Harris fue "extraordinariamente desagradable" con su segundo nominado al Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh. A Trump puede que no le guste, pero "desagradable" puede que sea precisamente lo que esté buscando Biden para estas elecciones.

ESTABILIDAD

Una de las cosas que los políticos que han competido en la carrera por un puesto público nacional han repetido una y otra vez es que es imposible entender la intensa presión que crean las campañas hasta que uno ha estado envuelto en una de ellas. Pese a que el intento de Harris hacia la Casa Blanca en 2020 fue infructuoso y se retiró antes que la mayoría de sus competidores, le sirvió para sentir la presión de estar bajo tal escrutinio. Cuando lanzó su campaña frente a decenas de miles de seguidores en enero de 2019, Harris fue tratada como una candidata presidencial de primer nivel. Durante un tiempo en julio, tras su primera y fuerte participación en el debate, se alzó hasta los primeros puestos de las encuestas. Harris ha pasado por el fuego, al menos por un tiempo, y sabe de lo que se trata. Si tuviera graves -y grandes- muertos escondidos en el armario, habrían salido a la luz ya. Dado que ya ha perseguido la presidencia, no es imposible que muchos estadounidenses la imaginen como presidenta algún día.

VALORES CAMBIANTES

Pese a que Harris tiene un historial prácticamente moderado como senadora y fiscal general, trató de moverse hacia la izquierda durante la campaña. Apostó por la educación superior gratuita, el plan contra el cambio climático Green New Deal y, por ejemplo, se mostró a favor de un sistema sanitario universal, pero nunca sonó del todo convencida al respecto. En estos tiempos que corren, la sentencia de muerte para los políticos es parecer demasiado político: ser percibido como dispuesto a cambiar tus valores y creencias en base a lo que los votantes quieran. El giro de Harris de moderada hacia una posición más izquierdista y, ahora, de nuevo, de vuelta a la moderación, quizá puede dejar a algunos votantes confusos sobre cuáles son realmente sus valores. O si es que los tiene.

  • Lucha contra el crimen

Harris tiene el mayor historial en el ámbito de la ley y el orden que casi cualquier otro contendiente para el puesto de vicepresidente. Tanto como fiscal de distrito de San Francisco y como fiscal general de California, Harris se puso del lado de la policía frente a los sospechosos. Pese a que ha manifestado su oposición personal a la pena de muerte, Harris ha apoyado su uso mientras estuvo en el poder. Ser una dura luchadora contra el crimen puede ser un atributo atractivo para los votantes independientes, pero si ese apoyo se produce a costa del entusiasmo de parte de la izquierda respecto a la candidatura Biden-Harris, entonces podría no tener un impacto positivo.

Por Agencia AFP
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