Día tras día se advierte el descuido y la desidia que impera en el cuidado y preservación del arbolado público y como consecuencia, en el agua de regadío. Las instituciones encargadas de su cuidado y administración no cumplen con su función y control, lo mismo que la sociedad. Gran parte de sus integrantes, por ignorancia, desinterés o pereza, manifiestan una actitud lamentable de auto boicot social. En esta tierra donde el arbolado y la valiosísima agua son pilares del ecosistema o sistema biológico, es imperativo cambiar de actitud. En este contexto hay que aplicar las leyes existentes con todo rigor. Ya se dijo que para el gran prócer y Maestro de América, Domingo Faustino Sarmiento, la educación, junto a la flora, y todo lo que hace al bienestar y progreso de los pueblos, fueron sus grandes pasiones, legándonos escritos invalorables, que bien podrían ser leídos o releídos. Estas breves palabras introductorias traen a consideración otro penoso ejemplo, de los tantos que se han expuesto en la Sección Opinión, de DIARIO DE CUYO. Es en el departamento de Chimbas, sobre calle Saavedra, entre Mendoza y Tucumán, hacia el lado Sur, zona de barrios y plaza "11 de Septiembre" (foto). Las frondosas moras están a la buena de Dios, exhalando su postrer respiro de vida. En el lugar hay acequias y todo lo concerniente al sistema de regadío. Pero el Departamento de Hidráulica parece ser que no tiene existencia. No se ven celadores, aquellos guardianes del agua, que en antaño eran respetados y queridos. Sino salvamos o cuidamos nuestros árboles como también si no reforestamos toda la provincia, estamos condenando a San Juan, a transformase, sin exagerar, a aquel paisaje llamado con propiedad, travesía.