Los programas para evaluar la mejor educación en el mundo se refieren específicamente a resultados que tienen que ver con el rendimiento escolar y formativo disciplinar, pero distan un abismo en apreciar sobre la condición o desarrollo del conocimiento en la persona del niño y del joven. No obstante ello, las valoraciones de aprendizajes en lengua y matemáticas constituyen un importante indicador para observar la capacidad analítica del educando dentro del establecimiento escolar. Para el caso de las ciencias en general no existen criterios específico diseñados para tomar los contenidos en virtud de su registro en valores: ambientales, geopolíticos, éticos y morales, como los de iniciativa técnico científica e investigativos, al menos que se tome como variable de ajuste la orientación de un profesional específico u orientador práctico.


Por la delicada situación que enfrenta la educación en Argentina, hemos diseñado una variable que resulta de la evaluación de los procesos educativos y los métodos pedagógicos de enseñanza, la que denominamos "faltante educativa''. Se la puede identificar desde dos puntos de vista distintos pero complementarios. Por un lado, observando el factor formativo en el campo educacional y por el otro, evaluando los progresos educativos en el hecho social mismo. Sin embargo, lejos estamos de aplicar esta fórmula por la que para el primer caso, deberán identificarse la acción de los agentes educadores padres en primer término y en segundo término, la acción educadora de maestros y profesores, y para el segundo caso, es decir, la evaluación del hecho educativo desde la óptica social, nos introducimos en una pedagogía comunitaria en el ámbito de una pedagogía social.

Las evaluaciones en educación se refieren a resultados que tienen que ver con el rendimiento escolar y formativo y no con el desarrollo del conocimiento en la persona del niño y el joven. 

Por otro lado, la faltante educativa nos daría una resultante que para el exclusivo caso de la educación, nos puede dejar ver la forma en que se llega al educando a través de los métodos, técnicas, prácticas pedagógicas y ejercicio profesional con el que se opera, observándose la idoneidad alcanzada por los enseñantes, su preparación o bien los estudios por los que fueron formados.


Por ello es que si bien es cierto a nivel estadístico las pruebas para una captación de los resultados que arrojan la evaluación para una mejor educación nos dan certeros indicadores del aprendizaje de los alumnos en áreas concretas, las mismas no reflejan el verdadero estado del conocimiento más que en programas estandarizados por convención.


El problema más grave se suscita cuando hay que medir cual es el grado de comprensión del alumno, es decir en qué nivel se encuentra del conocimiento graduado y por consiguiente la determinación de la prueba de mayor impacto en el aprendizaje como lo es del valor cualitativo de interpretación alcanzado para desarrollar y elaborar futuros conocimientos.


Entonces, la concepción pedagógica que sustentamos, promueve la idea de educar en el conocimiento, primero para la prevención, luego vendrá el concurso de la educación con los saberes disciplinares y finalmente la interpretación de los saberes para las producciones teóricas, las aplicaciones técnicas y las elaboraciones científicas con transferencia al medio real. Así, concebimos a la Pedagogía, manteniendo su origen fundante en su concepción, desestimando la simple agrupación de las ciencias de la educación que disgregan y atomizan el saber haciéndole perder unidad, cohesión y firmeza a la educación. 

Por el Prof. Mario Daniel Correa D'Amico
Filósofo y pedagogo, profesional de la educación con doctorado y especialización en el área.