Muchos abogados que suelen deambular por los pasillos del edificio 25 de Mayo y, más que otra cosa, los cafés que están sobre calle Rivadavia, confirmaron sin poder hacerlo que Eduardo Quattropani, fiscal General de la Corte, será el reemplazante de Juan Carlos Caballero Vidal en la Corte de Justicia. Por supuesto, y como suele pasar en estos casos, los letrados se toman de comentarios de pasillos, porque ni Quattropani, ni nadie más, podría lanzarse a confirmar semejante novedad.


Aprovechando esos comentarios, no es mala idea hacer algunas conjeturas. Si estas se hicieran desde el Ejecutivo, la Corte sumaría un peso pesado que ha demostrado gestión y capacidad intelectual. Además el Gobierno ganaría dos lugares, porque apoyaría esa candidatura y también opinaría sobre el sillón del nuevo Fiscal General, enhebrando una jugada similar a la de Fiscalía de Estado. El famoso dos por uno de Sergio Uñac. Pero la ecuación cambia si se conjetura desde el lado de "Yimi": Quattropani ha logrado empoderar su sillón a fuerza de grandes peleas, se codea con los juristas más importantes del país y está por ganar la madre de todas las guerras, la investigación fiscal. Sabiendo eso, ¿tendrá ganas de ponerse al nivel de tres incompetentes en un cuerpo colegiado? Es muy interesante la decisión que tiene que tomar, porque alguna vez se lo insinuaron, él pateó la discusión para después y ese después podría llegar ahora.


Más allá de lo que finalmente ocurrió, el pedido de juicio político que presentó el juez Federal Leopoldo Rago Gallo contra Caballero Vidal sirvió para que el Ejecutivo enviara un muy claro mensaje a la Corte. Los diputados, si el aún ministro no renunciaba, avanzarían con la destitución. Algún amigo de Caballero Vidal, según cuentan en los pasillos de la Legislatura, hizo consultas extraoficiales y recibió una contundente respuesta: no habrá defensa alguna. A sabiendas de ese escenario, ese mismo amigo (que todavía conserva), fabricó una estrategia, que fue la de pedir que los legisladores no continuaran con el proceso, a cambio de que Caballero Vidal se fuera de la Corte. Y así ocurrió. Frenaron el escándalo, pero no el mensaje. El Ejecutivo pretende mejorar todo el Poder Judicial, y eso abarca fundamentalmente al máximo tribunal.


Como San Juan no es el país de Alicia, ni mucho menos, hay que pensar en si la supuesta llegada de Quattropani al máximo tribunal sería buena o no para la propia Corte o el Poder Judicial en su conjunto ¿Quattropani es el mejor postulante? Esa pregunta y, obviamente su respuesta, es sumamente subjetiva, por tanto cada uno podría elaborar al menos un pensamiento distinto. Primero que nada habría que saber quiénes serían sus posibles rivales, que no están. De la última terna para la Corte sólo queda la jueza Adriana Tettamanti, ya que Jorge Alvo fue designado Fiscal de Estado, lugar que seguramente no dejará. Pero es un dato traído de los pelos, ya que nada indica que Tettamanti quiera o no volver a postularse, por tanto, es difícil comparar al actual jefe de los fiscales con alguien más, porque ese alguien y ni siquiera el propio fiscal están aún en discusión.


Sí sería posible saber qué le aportaría Quattropani a la Corte y cómo funcionaría en ese cuerpo colegiado, donde tendría el mismo derecho que cualquiera. Con Adolfo Caballero tiene pésima relación, casi lo mismo que con Ángel Humberto Medina Palá y José Abel Soria Vega. Pero ninguno de estos tres es problemático. Le temen. El problema sería Guillermo De Sanctis, a quien sí le importa su trabajo. Sería como poner en una misma jaula a dos leones hambrientos con un solo trozo de comida. Alguien en el Ejecutivo respondió a esta metáfora con la simpleza de la seguridad: "Ambos quieren trabajar. Seguro van a chocar, pero por hacer cosas, no por matarse". Es difícil saberlo. Ambos saben bien qué es la política y cómo se maneja, y saben que en todo, hasta lo más mínimo, la política mete la cola.


¿Una mujer? ¿Un independiente? Es posible, todo es posible. Aunque no se ven nombres que, además de la capacidad intelectual que hay que tener, tengan la pata política cerrada. En la vacante anterior hubo de todo, muy buenos candidatos y otros que se presentaron sólo para juntar argumentos de queja, nada más. Sólo porque sabían que no iban a triunfar. En la elección de los jueces, también se mete la política, todos lo saben, el sistema es así. Si es bueno o malo, el peor o el mejor, es parte de otra discusión. Hoy, lo partidario también juega.


En definitiva Quattropani tiene las chances que quiera tener, y le haría mucho bien a la Corte, pero hay que ver la situación desde ambas veredas, y una de ellas es la de él. Ha batallado años por la investigación fiscal, algo que está a punto de llegar y habrá que ver si tiene ganas de pelearse con los impresentables que quedan y con De Sanctis, que tiene su propia forma de hacer las cosas. Una vez dijo, "no ahora". Veremos qué responde si es que la nueva oportunidad se le presenta.