Por Juan Noguera Ramos
Abogado - Escritor 

Ubermensch, o superhombre, que surge de la filosofía de Nietzsche, es el humano perfecto, que según él, genera sus propios valores, no es gregario, seguro de sí mismo, en definitiva, con poderes y características físicas fuera de lo común. Las teorías científicas de la primera mitad del siglo XX, plasman la idea del superhombre basado en la errónea creencia de la superioridad de las razas. Esto, no solo es patrimonio nazi, sino de muchos pueblos occidentales. Tan es así, que el ejemplo más típico, lo da sin duda Estados Unidos, donde se mezcló la ideología, con el destino manifiesto. La idea del mesianismo norteamericano, en su falaz plan de libertar al mundo, proviene sin dudas de esta cultura. 


Superman es la caracterización más perfecta de ello: blanco, alto, inteligente y con poderes derivados de la kriptonita. Sin dudas, el mayor exponente de superioridad racial, muchas veces comparado con Cristo, ya que ambos venían de otra parte, y con superpoderes, en el caso de este último, los milagros.


Batman en cambio, es la clara muestra del W.A.S.P.(blanco, anglosajón y protestante), físicamente perfecto. La diferencia con los otros superhéroes es que Batman, poseía fortuna tecnología y contactos, y con ello hacia la diferencia contra el mal. Pero pasado el tiempo, se dieron cuenta que debían haber también héroes. Esta vez, de color. Fue entonces donde aparecen "Black Phanter", "War Machine" o "Frozono". Para terminar, les tocó el turno a las féminas ("Wonder Woman", "Elastic girl", etc) y el combo estaba completo. La pregunta es, ¿que paso en Argentina?. Lejos de esta mentada perfección racial, en realidad los superheroes existieron, pero de diferente manera. Tal vez el más folclórico, fue "El Capitán Beto" (Luis Alberto Spinetta) que viajaba en colectivo por el cosmos, y su anillo lo protege de todo menos de la soledad. El problema fue que nunca pudo volver porque no tenía brújula ni radio y de esa manera no podía ayudar a los terrícolas. Propio de personaje de la Revista Hortensia, Carlos Dante Sepúlveda, es el superhéroe más reconocido en Argentina. Nacido en Córdoba, morocho, obrero y de origen pobre. Dícese que en momentos que operaba su pala mecánica en los cimientos de un edificio en Rivera Indarte, descubre unas catacumbas antiguas. Su curiosidad fue tan grande, que en la noche volvió al lugar a explorarlas, y descubre, entre los túneles, una armadura Española del siglo XV construida en vibanium. Ante su asombro, se la coloca, y descubre que posee superpoderes. Fue ahí que se autodenomina "Defensor" con el objetivo de luchar contra las injusticias. Cuenta la leyenda, que tuvo un final corto, ya que cayó en manos de "Zeitgeist", el matador de superhéroes, quien lo habría asesinado. Sin embargo, las viejas del barrio de Alberdi, aseguran que aún vive, y que trabaja como operario de una retro en la Municipalidad. También cuentan, que habría caído en desgracia, por sendas demandas judiciales, ya que habría sido demandado por sus logros heroicos. Es así que un suicida, que él mismo sostuvo con sus brazos en su caída libre de la torre Ángela. Éste lo habría demandado por vulnerar el derecho a morir. Otra demanda fue realizada por los laboratorios oncológicos por provocar su quiebra, ya que "defensor" descubrió una sobreventa en los hospitales. Finalmente la academia de historia, le quita la armadura, por ser patrimonio histórico nacional. Así Sepúlveda, hoy es un recuerdo, trabaja en el gobierno, y solo queda pensar en su nombre, para una nueva marca de fernet.

"Defensor" el superhéroe cordobés.