Según un fiscal que investiga la ola de denuncias de abuso sexual de menores en Chile, los hechos descartan que se trate de un desequilibrio mental colectivo en más de 200 casos registrados en la Región Metropolitana. La psicosis impulsó al gobierno de Sebastián Piñera lanzar el Plan Escuela Segura, para revertir la sensación de vulnerabilidad, ante la violencia y los abusos sexuales en el interior de los centros de enseñanza, que se extiende a varias ciudades.
Si bien se intenta disuadir para que no se agudice la alarma, las medidas incluirán una intensa fiscalización y material para la prevención del abuso sexual, en la consideración que debe promoverse una concientización en ese sentido. Además se creó un registro nacional de pederastas, endureciendo las penas y mejorando el sistema para que los menores afectados puedan presentar su testimonio una sola vez, acortando los tiempos procesales.
La ONG chilena Fundación para la Confianza estima que se debe fomentar que las víctimas den su testimonio hasta terminar con "el silencio en que descansan los agresores”, recordando el caso del condenado sacerdote Fernando Karadima, quien fue párroco del exclusivo barrio El Bosque, en Santiago.
Las autoridades convergen en un punto común: no desacreditar la opinión de los niños, aunque se hable de psicosis. Lo positivo es que las personas se están atreviendo a denunciar lo que antes callaban. Y las familias, e incluso los profesores, ahora están más atentos al tema gracias a la promoción y el apoyo gubernamental con el plan que sirve de guía.
