Estos cambios se suceden cíclicamente desde los albores de la humanidad y son parte del entramado social de la vida. No hay discusiones en torno de esa organización que es -además- la que ha permitido todo.

Un todo, desde la cimentación de la vida diaria a los grandes cambios, desde la tradición a los contrastes entre una y otra época, se ha dado en la sociedad mundial con diferentes secuencias. No entran en ese esquema los grandes pensadores ni los verdaderos líderes porque ellos debieron beber de la fuente de la independencia para concretar sus ideales.

Si se reflexiona, se llega a la conclusión de que los grandes grupos humanos tuvieron y tienen personas que son auténticos vigiladores porque impiden la dispersión. Y ello es importante porque la dispersión separa y al separar se pierden los valores que agrupados son una garantía para el bienestar de los ciudadanos y para el funcionamiento de la sociedad.

Por su parte, los seres humanos necesitan sentir, cuando escuchan un anuncio que éste va a cumplirse para concretar los fines expresados, sobre todo si se vinculan con el bienestar común. No siempre sucede así porque aquello que "del dicho al hecho hay un gran trecho" se verifica a menudo entre quienes ejercen el poder y quienes de él dependen.

El incumplimiento de lo prometido desvaloriza las funciones y frustra a la gente que, por lo general, tiene tendencia creer en lo que le gusta y o lo que le conviene. Se trata de una comprensible actitud humana y no se podría vivir de otro modo porque entregarse a la desesperanza y dejar que las circunstancias operen sin rumbo fijo, no es justo.

En este tiempo lo primero que pide el argentino es seguridad, seguridad en las calles y en los hogares pero esta demanda no ha tocado las puertas del poder. Tampoco hay respuesta oficial. En las grandes ciudades la gente ha cambiado sus hábitos y aunque pasan cosas desagradables a cualquier hora, se sale menos de noche, es una prevención que se generaliza. Los adolescentes se comunican con sus padres varias veces durante la noche para asegurar la tranquilidad de la familia y no se sabe si la inseguridad va a permanecer.

En el ánimo de cada uno se espera que tal vez todo esto sea pasajero, aunque hay indicios de que la vida social puede complicarse por la adopción de algunas costumbres, en particular de la vida nocturna, que se tornan peligrosas.